La pandemia de Covid-19 ha sido un verdadero dolor de cabeza para todos. Estamos en alerta constante y con temor pero al mismo tiempo, estamos hartos y cansados de estar encerrados o distanciados de nuestros seres queridos.
Durante los meses que llevamos de pandemia he tratado de llevar una vida saludable en todos los sentidos, desde ejercitarme lo más seguido posible, hasta comer mejor y descansar más y aunque ha funcionado de maravilla, tengo que admitir que hay días en los que simplemente no me siento con ánimos de nada.
Al principio me sentía mal por no tener ganas de hacer mi rutina de ejercicios o por romper con la alimentación sana que estaba teniendo. Cabe aclarar que cuando hablo de dieta, me refiero a comer lo más variado posible pero de forma saludable, lejos de todas aquellas comidas pesadas que solía tener antes por estar en la oficina.
Pensaba que no tenía excusas para sentirme desanimada teniendo todo el casa pero poco a poco entendí que es parte del proceso de duelo que estamos viviendo. La situación del mundo es una muy buena razón para que de pronto te sientas sobrepasada y que eso te agote.
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Así que sí, me di permiso de quedarme más tiempo en cama o en pijama, de comer un poco más de ese cereal con malvaviscos que siempre me ha gustado pero que he restringido. Me di permiso de pedir una pizza para compartir con mi familia (y no me limité a un pedazo). Me di permiso de tomar un par de cervezas durante esa videollamada con mis amigos. Está bien darte ese gusto, liberarte un poco. Si has sido muy estricta con tu rutina, sabes perfectamente tus límites así que seguramente no comerás diez rebanadas de pizza ni tampoco te acabarás la caja de galletas.
Tampoco es que lo hagas todos los días. Tu cuerpo solo te pedirá que retomes la rutina y tú sabrás en qué momento hacerlo.
Está bien romper romper con la rutina y buscar una alternativa para ello.
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En algún tiempo fui muy estricta con lo que como pero cuando estuve asesorada con expertos, aprendí que todo el tema de alimentación y ejercicio no es por perder peso sino por mantener una salud óptima.
Se ha demostrado que una comida «trampa» semanal estimula tu metabolismo y evita cualquier sentimiento de privación. Es darte un gusto y especialmente en estos tiempos, todos lo necesitamos.
Quizá en la semana no hice la misma cantidad de abdominales o planchas que suelo hacer pero en lugar de eso, dediqué unos minutos a meditar o a practicar yoga. También bailé, lo cual me hizo recordar que «hacer ejercicio» implica muchísimas actividades que salen de lo tradicional y que son igual de buenas para la mente y el cuerpo.
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Algo que también me ayudó a descansar esos días que rompí mi rutina fue el no estar preocupada por las calorías o las millas que recorro en mi aplicación Fitness. Simplemente dejé que todo fluyera.
Recuerda que siempre es muy importante estar asesorada de un profesional.No te dejes llevar por las tendencias ni por lo que te digan terceros. Y aunque sólo tú tienes el control de lo que te hace bien o mal, nunca está de más pedir ayuda.
El mundo está hecho un caos y la salud mental no es menos importante que la salud física. No existe una regla que diga que si no haces ejercicio esta semana o este mes, tus posibilidades de estar en forma se han acabado. Siempre puedes retomar.
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