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#CríticaTelevisiva Rigo es la mejor telenovela colombiana de 2023 y podría ser igual que ‘Betty’

Hace rato que RCN no motivaba a nadie a ver la historia de una persona que por primera vez en años está cambiando nuestra narrativa criminal.

Crítica televisiva: Rigo es la mejor telenovela de 2023
Crítica televisiva: Rigo es la mejor telenovela de 2023 (RCN)

‘Rigo’ de RCN cimenta el camino que el canal construyó a comienzo de año con ‘Ana de Nadie’. Pero esta vez sus dichos, el carisma inscutido de protagonistas y antagonistas y su historia de heroísmo se están convirtiendo en un fenómeno. Tal y como lo fue ‘Betty’.

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Claro está, se le pide demasiado a una producción que igual tiene todo para serlo. Porque cada escena, de humor y de terror, llega al corazón. Porque el elenco tiene unas actuaciones soberbias. Porque la producción es magistral.

Y porque han tratado con delicadeza y con gusto esa eterna sombra del conflicto que nos asola a los colombianos dando otra cara: la de la persona que no quiere seguir el camino de sangre de muchos que optaron por la venganza sino por lo más simple. Sobrevivir a los días. Sacar adelante a la familia. Cumplir los sueños.

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Siendo una eterna crítica y detractora de la poca creatividad, la ramplonería y el atraso cultural que impera en la televisión colombiana, vi a ‘Rigo’ con escepticismo: el ciclista me parecía gracioso y dicharachero. Sus dichos en la extinta aerolínea ‘Viva Colombia’ al hablar de seguridad en los aviones me parecían curiosos. Hasta ahí.

Pero la serie me cautivó justo en el peor momento, uno que como la narración de la abuela ‘Alma’, de ‘Encanto’, ya marca el alma y nuestra propia historia audiovisual y que lastimosamente llevamos en la sangre. Cuando asesinan a Don Rigoberto Urán (interpretado por Robinson Díaz), no pude evitar llorar. Se me heló la piel: era la misma historia que cuentan miles de víctimas en este país. Y todos los días. La que contaron en los días más tenebrosos de las AUC. En los días más oscuros de la guerrilla y los falsos positivos. La que contamos todavía.

El grito desgarrador de Ramiro Meneses, el trauma reflejado en el rostro de Juan Pablo Urrego fueron suficientes para querer saber más de un protagonista que en el entierro de su padre muestra su templanza. Y así, comencé a querer adentrarme en el ‘Rigoverso’.

A querer meterme en ese universo perfectamente armado, tan colombiano como el qué más. Y me llevé una grata sorpresa y una historia que perfectamente llega al corazón: un padre con sus vicios y cosas, gracioso en su fracaso, amoroso con sus hijos y siendo su pilar moral.

Una madre que lo soporta todo y lo protesta todo (los regaños de Sandra Reyes podrían ser perfectamente los de cualquier madre en Colombia) . Un tío como el que todos tenemos. Políticos pusilánimes y aprovechados. Empresarios. Unos ricos que causan pena y risa, pero que cotidianamente tiranizan a miles de personas en el país. La diferencia de clases, costumbres, orígenes entre ese pequeño universo de Urrao y el enorme de Medellín.

Y sobre todo: un héroe que con ‘perrenque’, y empuje, que piensa en sobresalir pero no a cualquier costo y salir adelante, pero no como sea. Con su ingenio y astucia se convierte en emprendedor y en deportista y en los héroes que solemos amar en Colombia. Y las escenas de sus victorias (esa donde su padre lo levanta luego de caerse en su primera carrera, o donde ya muerto aparece como una visión para darle valor), y de su enfrentamiento moral con el guerrillero que lo invita a vengarse marcan su carácter y arco de personaje de una manera bella y profunda.

Todo esto marca, de paso, la actitud vital de toda la serie y la de todo un país: muy a pesar de la guerra y de los hechos desgarradores de violencia que aparecen como máscaras de horror en medio del humor y optimismo general del programa, sus protagonistas quieren triunfar. Salir adelante. Tragarse sus lágrimas y levantarse al día siguiente, porque no hay remedio, porque no hay de otra. Porque nunca hubo otra opción.

¿'Rigo’ podría ser la próxima ‘Betty la Fea’?

Sería imposible comparar un fenómeno universal con una excelente serie que también es transmitida en Prime Video Latam, pero que su canción de opening (la de Urrao) y los dichos del ciclista, así como sus ocurrencias, ya sean virales, algo indican: es un fenómeno que otra vez motiva a ver a la gente a sentir algo. Y eso es lo más importante a la hora de hablar del éxito de un producto.

Ver los comentarios alrededor de las escenas llena el alma: la gente se reúne a llorar y a reír a las ocho de la noche ante la historia del ciclista paisa. La gente ve las escenas de sus victorias y derrotas una y otra vez sin poder contener las lágrimas. Y más allá de la ‘polemiquita’ del reality de turno (tan similares unas a otras), los televidentes colombianos se conectan con Rigo porque es su propia historia la que cuentan en la pantalla, así el ciclismo les suene a chino.

Porque la historia va más allá del deporte: es de alguien que entre miles, con todo en contra y con un país en guerra, pudo alzarse y brillar. Como muchos compatriotas tienen que hacerlo, sacando plata y fuerzas de donde no hay. Y para todo y como siempre. Como todos los días.

Por otro lado, desde ‘Betty’ no se tenía a un héroe tan arrasador en la pantalla chica colombiana. Uno que no ha sido glorificado por sus crímenes, para variar. Uno que no amenaza con enterrar a ‘abuelitas y volverlas a desenterrar’. Uno que no anda vestido de manera rimbombante y que por su causa hace que a muchos colombianos nos hagan el gesto de soplar coca cuando viajamos afuera o nos metan en cuartos en los puestos de migración en los aeropuertos violando nuestros derechos humanos.

Uno que no escupe precisamente en las víctimas de un país que no cerrará sus heridas por años. Sino que precisamente, las sana. Y que cuenta esa historia desde el punto de vista de quienes sufrieron los desmanes de aquellos que plataformas como Netflix, a estas alturas de la vida, todavía se atreven a romantizar.

Un hijo que pierde a su padre, una tía a la que le queman su restaurante, el eterno miedo que se reemplaza con un dicho ingenioso, una determinación imparable. Esa que hace poner un puesto de empanadas y que hace al joven montañero entrenar hasta convertirse en campeón mundial.

Claro, se sabe de sobra que muchos detalles en ‘Rigo’ son ficciones. Pero son las que se unen para crear un relato de país que por primera vez en muchos años lo dignifica. Y que lo hace desde el puro empuje, y sobre todo, desde el puro corazón y amor por una historia que por fin, a muchos, nos representa.

Y ‘chaíto pues’.

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