No solo la actuación de Ramiro Meneses fue la que hizo que a muchos colombianos se les saltaran las lágrimas en la escena del asesinato del padre de ‘Rigo’: recordar lo que a muchos les ha pasado y sigue pasando por la violencia fue lo que hizo que el capítulo de la novela destrozara a toda Colombia.
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Hay que recordar así como le pasó a ‘Rigo’, en décadas de conflicto armado, muchas personas de forma directa o indirecta han sufrido la muerte injusta, salvaje y atroz de un familiar por parte de algún grupo armado, legal o ilegal.
De hecho, en los informes de la Comisión de la Verdad, donde se cuentan todas las barbaries acaecidas en nuestro conflicto interno se hablaría desde 1985 hasta 2018 de unas 800 mil víctimas.
Eso, sin contar los desplazados que dejó el conflicto: más de 4 millones de personas, superando a Siria, que vivió los escarnios de su guerra civil la década pasada y que tuvo migraciones masivas hacia Europa.
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Colombia, para la época en la que Rigoberto Urán fue un adolescente, estaba en lo peor del conflicto: grupos paramilitares como las Autodefensas Unidas de Colombia realizaron masacres sangrientas e indiscriminadas en todo el territorio.
Solo hasta 2007 se conocieron sus atrocidades y la forma en que mataban a muchos inocentes simplemente porque podían o por acusarlos de colaborar con las guerrillas. El río Magdalena se convirtió en el principal cementerio de Colombia.
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Hace poco inclusive, en Santander, se descubrieron los hornos crematorios (tal cual el Holocausto) donde se quemaban a muchas de estas víctimas inocentes.
Ningún bando estuvo exento: la guerrilla mató y secuestró a cientos en sus “pescas milagrosas” y tomas a los pueblos. Y en cuanto al Ejército Nacional, aún pesa la sombra de las madres de Soacha que vieron a sus hijos ser engañados para ir a trabajar y el Ejército simplemente los mató y los hizo pasar por guerrilleros.
Hablamos de 6402 víctimas.
Por esta razón el capítulo de la muerte del papá de Rigo terminó de destrozar a toda Colombia
La violencia en Colombia, sin embargo, no es dolor de un día. El país se debatió en muchas guerras civiles que mostraron las peores torturas, los peores crímenes y los peores asesinatos. Mucha gente durante el siglo XX también sufrió las consecuencias de estos conflictos.
Y ni hablar de la época de la Violencia interpartidista en los años 40 y 50, donde murieron muchos por pertenecer a una u otra filiación política. Se llegó a lo más bajo de la escala humana por la forma en que masacraron a mucha gente inocente.
Prueba de ello es verlo en la película ‘Encanto’, sobre todo en la conmovedora escena de la canción ‘Dos Oruguitas’, en la que la abuela Alma Madrigal también sufre las consecuencias de esta violencia que afectó al país.
Bandoleros (integrantes de algún grupo armado) llegan al pueblo de Alma y Pedro y ellos tienen que salir desplazados de su propio pueblo.
Y Pedro, para salvar la vida de su familia, se enfrenta a los bandoleros y es asesinado por ellos.
El grito de Alma lo dice todo: es el que muchos colombianos han tenido que proferir al presenciar o saber de la muerte de sus seres queridos por la guerra.
Aún hoy en día muchos colombianos sufren por bandas criminales, carteles, guerrillas, delincuencia común. Muchos tienen la secuela del conflicto interno. Muchos de manera directa o indirecta se enfrentaron a ese dolor que revivió en esa triste escena de la novela ‘Rigo’.
Y lo más duro de todo: aún con él, como los Madrigal y como toca, salir adelante.
