Durante el fin de semana, Disney lanzó el primer adelanto del live action de La Sirenita, con Halle Bailey como protagonista. El breve clip nos da un vistazo de cómo luce la actriz y cantante como Ariel, cantando una poderosa estrofa de la icónica balada Part of Your World.
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Ella se ve y suena genial dándole su propio toque al clásico con el que todos crecimos, lo que la hizo acreedora de una ovación durante la D23 Expo. Sin embargo, en redes sociales, la reacción racista está fuera de control. Y sí, hay que decirlo con todas sus letras: es racista.
Desde que Disney anunció que Bailey interpretaría a Ariel en 2019, la lluvia de odio no ha parado y es que todo gira en torno a que no es blanca, de ojos azules y pelirroja como la versión animada.
“Arruinaron mi infancia”. “No es que ser racistas PERO...es Ariel no es negra”. “La inclusión forzada está arruinando todo”, son las frases recurrentes que se leen en Internet.
No, la inclusión forzada no existe
Ariel es un ser mitológico creado por Hans Christian Andersen en 1837 y la describió como la sirenita más hermosa y más joven de la familia real del océano que siente una irresistible curiosidad por el mundo de los humanos. Como sabemos, todos los cuentos clásicos han sido adaptados de diferentes formas en la industria del entretenimiento.
En 1989, Disney la pintó caucásica en la versión animada y ahora está haciendo un cambio porque quiere y porque puede. Su color de piel es ahora de absoluta irrelevancia. Nadie está arruinando la infancia de nadie.
Bailey no sólo desborda talento sino que elegir a una joven negra para el papel principal tiene un trasfondo poderosísimo que muchos no están entendiendo.
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A la par del hate, una serie de videos de niñas negras reaccionando al trailer ha reafirmado el objetivo de esta nueva versión: que las futuras generaciones vean que hay espacio para todos.
“Se ve como yo, mamá”. “¡Ariel es negra! Es hermosa”. “¡Tiene rastas comos las mías!”, se escucha en los videos (en serio, vale la pena verlos todos)
En 1997, Disney ya se había atrevido a cambiar a uno de sus princesas principales cuando la cantante Brandy se convirtió en Cenicienta en la deslumbrante producción de Cenicienta de Disney de ABC.
La cinta fue co-producida y co-protagonizada por Whitney Houston y fue un recuento étnicamente diverso de la historia clásica del popular musical de Rodgers y Hammerstein que originalmente protagonizó Julie Andrews.
El éxito fue rotundo, obteniendo las mejores calificaciones de ABC en una década y siete nominaciones al Emmy. ¿Cómo se sintieron los racistas de aquel entonces sobre estos proyectos? Realmente no lo sabemos y realmente no importa.
Quienes se quejan de que Disney eligió a una mujer negra para interpretar a Ariel, aún pueden ver la versión animada cuantas veces quieran. Este ya no es su momento, es el de las infancias actuales que merecen verse reflejadas en los clásicos que ahora serán los suyos.
Chris Evans lo dijo claro cuando llegó la oleada de odio hacia Lightyear por incluir un beso homosexual: “Siempre va a haber gente miedosa y poco informada que prefiere aferrarse al pasado. Son como dinosaurios”.
La representación cultural es importante, incluso (o especialmente) si es a través de los personajes de Disney
Todos merecemos ser vistos y escuchados. Entre las nuevas políticas de Disney y Pixar está la “inclusión para todos” lo que significa que su meta es “amplificar las voces subrepresentadas y las historias no contadas”.
La representación contribuye a la creación de espacios seguros para las minorías. Permite que personas de todas las edades se vean a sí mismas en los medios, que sientan que importan y que abracen sus identidades.
La representación juega un papel importante para el crecimiento de los niños porque les ayuda a comprender la realidad en la que viven o a descubrir otras culturas, brindándoles la oportunidad de desarrollar empatía y respeto por las diferencias.
