Ayer por la tarde François-Henri Pinault, esposo de la actriz Salma Hayek y dueño del conglomerado de moda Kering fue acusado por el Diputado del Parlamento Europeo Raphael Glücksmann, de ser cómplice de esclavitud en una serie de Tweets que detallaban las injusticias que viven los trabajadores donde se cultiva el algodón que usan marcas como Gucci, YSL y Balenciaga, pertenecientes a su grupo.
François-Henri Pinault es acusado de ganar una fortuna por medio de la esclavitud
El diputado republicano Raphael Glücksmann usó su cuenta de Twitter para denunciar a grupo Kering, asegurando que miles de musulmanes son obligados a trabajar en campos de algodón en China en condiciones inhumanas y exigió transparencia al líder de la organización, François-Henri Pinault.
«Nuevas revelaciones demuestran que al menos medio millón de uigures están esclavizados en los campos de algodón de Xinjiang. Estas revelaciones tienen terribles implicaciones para la industria de la moda en general y para su grupo.»
De acuerdo con Glücksmann, algunos de los horrores que viven los trabajadores de los campos de algodón son torturas, separación de las familias y esterilización sin consentimiento.
«Como saben, millones de uigures están actualmente encerrados y torturados en campos de concentración. Se separa a los niños de sus padres, se esteriliza a las mujeres, se arrasan cementerios y mezquitas. ¿Es un lugar para hacer negocios?»
Al mismo tiempo señaló que una de las razones por las cuales el magnate evitaba hablar del tema era porque el país que se dedicaba a explotar a estas personas representaba la mayoría de sus ventas a nivel internacional.
«Ante estas monstruosidades, puede decidir guardar silencio para mantener buenas relaciones con los líderes chinos. ¿Cuánto valen la vida de los uigures frente a la clientela china que le permite realizar el 30% de sus ventas en todo el mundo cada año?»
Por último pidió al empresario romper el silencio y usar su voz para defender los derechos humanos y dar el ejemplo a otros líderes, comentando que los clientes tienen el derecho a saber si los productos que compran provienen de la esclavitud.
«Pinault, siempre que la ley no lo obligue a hacerlo, la elección es suya. Y depende de nosotros, de nosotros, asegurarnos de que sus clientes sepan si los bienes que están comprando están esclavizados o no.»
Aunque François-Henri Pinault no respondió directamente a las acusaciones, el grupo Kering emitió un comunicado a través de una serie de Tweets que responden al diputado y en los cuales niegan tener conocimiento de que los productos que adquiere provienen del trabajo forzado.
«Kering no aprueba de ninguna manera el trabajo forzoso ni ninguna forma de explotación laboral en sus cadenas de suministro. Si Kering tuviera conocimiento de algún trabajo forzoso en su cadena de suministro, el grupo tomaría inmediatamente las medidas necesarias para terminar su relación con el proveedor en cuestión.»
También aseguró que el campo que adquirió en China se trata de un proyecto de investigación sobre algodón orgánico, no un suministro para dichas marcas.
«En cuanto al caso comercial de 10.700 hectáreas en China al que se refiere, no se trata de un suministro de algodón para Kering, sino de un proyecto de investigación sobre algodón orgánico.»
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