Hay una creencia extendida de que los hombres son infieles debido a que su pareja ya no les resulta atractiva o las “cambian” por mujeres más guapas.
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Esta es una narrativa machista que busca quitarle por completo la responsabilidad a ellos y culpabilizar a las mujeres por no cumplir con determinados estándares de belleza de la sociedad.
A fin de cuentas, no importa cómo luzcas, a qué te dediques, los logros que acumules o la personalidad encantadora que tengas. Ser infiel es una decisión del otro que no podemos controlar y por la cual, no deberíamos culparnos.
En ese caso, es importante hacer un análisis de la relación y ver en qué se falló para llegar a ese punto, asumiendo cada uno su parte de la responsabilidad, pero jamás sentirnos menos atractivas o valiosas porque decidieron engañarnos.
Según la ciencia, es inevitable que luego de sufrir un evento tan decepcionante como este nuestra autoestima no lo sufra. Dentro tenemos una voz que nos lleva a cuestionarnos, producto de las inseguridades: ¿es que ya no soy tan guapa? ¿no soy suficiente? ¿no lo habré “atendido” como se merece? y más pensamientos tóxicos.
Peor aún, compararnos con la ‘otra’ de manera obsesiva y sentir cómo nuestra autoestima y autoconfianza desciende en caída libre.
“Un evento así cambia tu vida, pero no necesariamente tiene que hacerlo en una dirección negativa”, explica el experto Gerald Chambers a El Confidencial.
“Puedes ser más consciente, más amable, más amoroso y tener una relación más especial o ser mejor contigo mismo, todo depende de cómo lo proceses”, agrega.
Por eso, en vez de lidiar la infidelidad de tu pareja juzgándote y teniendo un mal diálogo interno, date la oportunidad de superar este dolor sin culparte, sin criticarte y sin sentirte menos que nadie. Eres un ser muy valioso y más adelante llegará otra persona que sí sepa reconocerlo.
