Las películas siempre han enseñado el lado más perfecto del amor: surge cuando dos personas destinadas a estar juntas cruzan miradas, y que las chispas urgen cuando sus labios se tocan. A veces se separan por malentendidos pero mágicamente se reencuentran en medio de la lluvia para darse cuenta de que son el uno para el otro. En la vida real todo es muy diferente.
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Si bien sí hay chispas y química, también puede haber mucho sufrimiento. A estas alturas, todos hemos tenido malas experiencias en el amor. Quizá unos más, otros menos pero al final, la sensación de un corazón roto es igual de terrible.
No hay nada peor que una traición de alguien que amas mucho o darte cuenta de que esa persona que creías que estaba destinada a ser, no es lo que esperabas.
Seguro ya has pasado por esas noches sin dormir tras una ruptura, pensando en todo lo que hiciste mal. Quizá ya has llorado hasta quedarte sin lágrimas, pensando en que no eres suficiente como para que alguien te ame profundamente. Sin embargo, dentro de todo lo malo hay una verdad: las malas experiencias no significan que el amor no exista.
Lo sé, se dice fácil pero creerlo es otra cosa pero es momento de que hagas un esfuerzo por cambiar el chip.

Lo primero es dejar de aferrarte a la idea de que tener una pareja es lo que define tu valor. Lo segundo es dejar de tenerle miedo a estar sola. Literalmente a veces es mejor «estar sola que mal acompañada» así que deja de preocuparte por conseguir cualquier cosa sólo por satisfacer expectativas ajenas.
Las malas experiencias, en cualquier ámbito sirven para hacerte crecer después de todo, uno aprende de los tropiezos. El amor no es la excepción. Una mala relación no es una condena, lo importante es salir de ella para ir hacia lo que en verdad mereces.
Una mala relación no te hace menos; no significa que seas tonta o que no seas lo suficientemente bonita o interesante como para que alguien realmente bueno se fije en ti. Es sólo una mala pasada y ya, algo por lo que todos y todas pasamos alguna vez.
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Si el amor fuera fácil, no valdría la pena trabajar por él. No valdría la pena nuestro esfuerzo para intentarlo y luego volver a intentarlo. La angustia que sientes ahora es parte de la presión que la sociedad siempre ha impuesto sobre nosotros. Por eso, debes quitarte la idea de que no volverás a amar o que jamás encontrarás a esa persona que te complemente.

El amor es lo que nos ayuda a sanar y a encontrar lo que realmente estamos buscando, no solo la idea de cuento de hadas que tenemos en la mente.
El amor es un desafío. Nos desafiamos a nosotros mismos para permitir que alguien más sea parte de nuestras vidas. No es fácil entregarle el corazón a alguien después de una mala experiencia pero poco a poco irás liberando el peso del pasado que llevas sobre los hombres.
El amor da miedo por ser tan impredecible pero créeme que es algo que le llega a todos. Pero primero debes aprender a estar sola, a dejar de ver esas cicatrices como un defecto y a verte como el ser más hermoso que existe. No te cierres a las oportunidades. Ahora eres más sabia y no volverás a caer (y si sucede, te volverás a levantar). Déjate sorprender.

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