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Usa la neurolingüística para comunicarte mejor con tu pareja

La forma en la que entonamos las preguntas, damos las órdenes, ofrecemos alternativas y asociamos estímulos con emociones, son algunas de las técnicas de PNL que se pueden aplicar.

Hablar con la pareja y aprender a escucharla es de las cosas más difíciles en una relación, sin embargo todos sabemos que la comunicación es de lo más importante. Existe una pseudociencia, “prima de la psicología”, llamada neurolingüística, que decodifica las pequeñas acciones o reacciones que tenemos cada vez que nos expresamos; ya sea para pedir, compartir o preguntar algo. Por ejemplo, cuando intentas recordar un momento específico en tu vida, tus ojos se mueven hacia una dirección determinada. Como este movimiento hacemos mil todo el tiempo sin darnos cuenta.

Lo que hace la programación neurolinguística o PNL, es entender y cuantificar estas acciones para:

  1. Dominarlas en nosotros mismos.
  2. Programarlas en otras personas para que actúen de alguna forma.

De ahí que no existe un líder en el mundo que no haya estudiado algo de esto. ¿Te imaginas poder aplicarlo en tu relación? Esta técnica nos permite conocer cómo funciona nuestra mente (y la de otro) para cambiar nuestra forma de pedir las cosas y hacer las preguntas. A través del uso de herramientas verbales, puedes convencerte a ti mismo o a alguien más para hacer algo, hacia algo positivo, claro.

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Esto sirve para persuadir, entusiasmar, motivar, convencer, etc., no sólo a tu pareja, también aplica para tu jefe, hijos o amigos.

Para empezar, hay que conocer el canal a través del cuál es más fácil comunicarse. Las personas se clasifican en 3 tipos:

Visuales: gustan de actividades agradables a la vista como la pintura, el cine y el teatro. Utilizan mucho el “mira” antes de iniciar una frase: “mira, vamos a hacer lo siguiente…”

Auditivas: Les encanta la música y hablar mucho, contar historias y estar en lugares con muca gente. Utilizan el “oye” antes de cada frase: “oye, tal vez podemos hacer…”

Kinestésico: por más marciano que suene, son aquellas personas quienes necesitan el contacto físico, ya que perciben todo a través de los sentidos. Ellos, por ejemplo, no compran cosas por internet porque necesitan sentir el producto.

Cabe destacar que seguramente seremos una mezcla de los tres, pero es importante identificar el que predomina. Si tu novio es visual, lo último que te va a funcionar será soltarle el discurso mareador, sino  enseñarle fotos de la playa a la que quieres ir de vacaciones, ¿me explico?

Bien, antes de acercarte con tu pareja para hablar de algo importante sobre lo que quieres convencerlo (puede ser desde ir a comer a tu lugar favorito, hasta que cambie de humor), según los expertos debes llevar tu nivel emocional a un estado óptimo. Es decir, no es lo mismo acercarte a platicar con él enojada, triste o deprimida, a llegar tranquila, contenta y equilibrada. Una vez que lo logres, debes hacerlo con él para que estén en el mismo canal.

Ahora viene la parte que se conoce como anclaje. Cada que tu pareja sienta felicidad o entusiasmo por algo, aplica algún estímulo. Puede ser besarle el cuello o un apretón de manos, el chiste es asociar la sensación con un estímulo. Después de repetidas ocasiones, digamos un mes consecutivo (ojo, debe ser el mismo estímulo siempre), se creará un condicionamiento. Ejemplo: tu esposo lleva todo el mes estresadísimo y cada que tiene una sensación de tranquilidad o felicidad, le das el apretón de manos. El condicionamiento se lleva a cabo cuando la próxima vez que esté a punto de explotar, automáticamente cambia su actitud cuando le das el apretón de manos acompañado de un “oye, todo estará bien” (el “oye” si es auditivo). ¡PUM! reacciona distinto.

La ciencia está en utilizar tu lenguaje de manera inteligente en lugar de solo pronunciar palabras. “¿No quieres ir al cine?”, ya estás anteponiendo el “no”, muy diferente a “¿vamos al cine?”, o algo mejor utilizando lo que se llama ilusión de alternativa, en donde no preguntas si quiere o no:

No: Amor, ¿salimos a comer?

Sí: Amor, ¿nos vamos en tu auto o en el mío a comer hoy?

En este ejemplo, ya tomaste la decisión, sólo le estás dando la alternativa.

La forma en la que entonamos las preguntas, damos las órdenes, ofrecemos alternativas y asociamos estímulos con emociones, son algunas de las técnicas de PNL que se pueden aplicar. Hay muchas más, pero esto sería demasiado extenso.

Al final, el cerebro es igual de noble que complejo, el reto es conocerlo para dominarlo. La idea no es convertirnos en unas manipuladoras, sino conocer nuevas formas que nos ayuden a comunicarnos y entender mejor la ciencia del lenguaje. Es asombroso, sin duda.

 

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