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Las historias de superación que no debemos olvidar de Tokio 2020

Los atletas nos dieron una muestra de fuerza, disciplina y superación durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

tokio 2020

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 finalizaron pero las historias que se contaron en sus estadios, gimnasios y pistas no deben ser olvidadas.

Algunos atletas se llevaron las medallas de oro, otros rompieron récords mundiales y personales y otros le dieron la satisfacción a sus países de estar ahí, representándolos entre los mejores. Hombres y mujeres compitieron y demostraron que el deporte es mucho más que los lugares en el podio.

Se trata de ganar pero también de saber perder, de competir con dignidad, de abrazar a tus compañeros pero también de aplaudirle a tus rivales.

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Aquí te mostramos algunas de las historias que siempre recordaremos de Tokio 2020.

Quan Hongchan: su madre, su motor más grande

Apenas tiene 14 años pero ya obtuvo el oro con unos clavados que dejaron al mundo boquiabierto. Quan incursionó en el deporte para pagar las facturas de su madre enferma ya que ha sido ingresada en el hospital muchas veces después de sufrir un accidente de tráfico hace años. «Quiero ganar suficiente dinero para mantenerla», había dicho Quan en Tokio.

Simone Biles: nos enseñó a priorizar nuestra salud mental

La gimnasta estrella conmocionó al mundo cuando decidió retirarse de la competencia por equipos. En una publicación de Instagram, Simone dijo había días en los que sentí el peso del mundo sobre sus hombros y que eso la abrumaba demasiado. Ella no ocultó el hecho de que no se sentía bien y que debía tomar un descanso.

Más tarde, volvería para la final individual de la viga y conquistó el bronce pero no sin antes abrir la conversación sobre lo importante que es cuidar la salud mental de los deportistas además de la física.

«La gente tiene que darse cuenta de que al final del día somos humanos, no sólo somos entretenimiento», dijo.

Nicola McDermott: una carta escrita por ella misma a los 9 años la inspiró para ganar

«Estoy parada ahí sola, pero no tengo miedo. El sol brilla, no hay sombra. Todos están vitoreando. No puedo creer lo que escucho. Desearía poder volar.», se lee.

La atleta australiana de salto de altura hizo realidad los sueños que tenía de niña y ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos. Las imágenes de esa carta inocente, escrita a mano y con dibujos alrededor, dio la vuelta al mundo para recordarnos que no hay imposibles.

Oksana Chusovitina: un retiro de oro

La uzbeka se convirtió en la gimnasta olímpica de mayor edad en Tokio 2020. Desde que ganó una medalla de oro en 1992, ha competido en ocho Juegos Olímpicos diferentes a lo largo de tres décadas.

En ese tiempo, dio a luz, cuidó de un hijo diagnosticado con leucemia y superó por completo las expectativas del deporte. Ahora, con 46 años, compitió y recibió un merecido homenaje para anunciar su retiro.

Yusra Mardini: el equipo de refugiados

Para Yusra Mardini, de 23 años, el camino hacia los Juegos Olímpicos no ha sido fácil. Originaria de Siria, esta atleta huyó de la guerra civil con su familia hace seis años, luego de que su hogar fue destruido en el conflicto. Cuando llegaron a Turquía, los contrabandistas los llevaron a Europa en un bote abarrotado. El motor falló después de 15 minutos, Mardini y su hermana nadaron durante tres horas y media, arrastrando el bote hasta que encontró tierra en Grecia.

Mardini se unió a un club de natación cuando estaba en un campo de refugiados en Alemania. Ahora se encuentra en sus segundos Juegos Olímpicos, representando al increíble equipo de refugiados.

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