Si te irritas con tu pareja, gritas al ver el celular lento o todo te parece insoportable, tal vez solo estás hambrienta.
Nueva Mujer conversó con la nutricionista Alejandra Avellán, quien nos explicó por qué algunas personas se transforman cuando no han comido. Spoiler: no es solo una “manía”, es ciencia.
Cuando el cuerpo pide energía
“La reacción tiene tanto una base biológica como psicológica”, explica Avellán. En términos físicos, cuando tenemos hambre experimentamos un bajón de glucosa en sangre, que es nuestra principal fuente de energía.
Este descenso repentino hace que el cuerpo entre en modo alerta y, por eso, muchas veces ansiamos alimentos de rápida absorción como el pan, los dulces o las galletas.
Pero el hambre no solo afecta tu estómago. También impacta directamente en tu estado emocional. “Este bajón de glucosa afecta la producción de serotonina, una sustancia clave para el bienestar emocional. Por eso, al disminuir sus niveles, estamos más propensas a sentirnos irritables o tristes”, añade la experta.
¿Dulce alivio?
Es normal recurrir a algo dulce cuando el mal humor por hambre se hace presente. Y aunque puede ayudarte a calmarte temporalmente, Avellán advierte que esto genera un efecto montaña rusa. “Comes algo muy dulce, tu energía sube rápido, pero baja igual de rápido. Y entonces, el mal humor vuelve”, dice.
La mejor alternativa es combinar alimentos dulces con otros que brinden saciedad. “Por ejemplo, chocolate con más del 70% de cacao acompañado de frutos secos, o un yogur griego natural con fruta o mermelada.
Al agregar proteínas o grasas saludables, mantienes la energía por más tiempo y evitas esos bajones repentinos”, recomienda.
¿Y por qué a algunas personas les pasa más que a otras?
No todas reaccionamos igual frente al hambre. Según la nutricionista, esto puede deberse a varios factores como la genética, el estilo de vida o incluso el estado de ánimo.
“Personas con malos hábitos —como dormir mal, tener mucho estrés, no comer bien o saltarse comidas— son más propensas a estar irritables cuando tienen hambre”, explica.
También entran en juego hormonas como la grelina (la que te da hambre) y la leptina (la que te da saciedad). “Si tus hábitos no son saludables, estas hormonas se alteran y hacen que tu cuerpo no regule bien el apetito. Así es más fácil que el hambre se convierta en mal genio”, añade.
Tu mal humor no es pura casualidad: es una señal de que tu cuerpo necesita atención. Comer a tus horas, elegir snacks inteligentes y mantener un estilo de vida equilibrado puede ayudarte no solo a tener mejor salud, sino también mejor ánimo.
Así que la próxima vez que te sientas molesta sin razón, antes de pelear con el mundo… come algo. Y hazlo bien.