Pareja

Señales de que estás repitiendo patrones tóxicos en tus noviazgos

Es hora de empezar a cortar lazos con ese pasado tóxico.

Patrones tóxicos en relaciones de pareja

Los patrones tóxicos son como ese círculo vicioso que se repite una y otra vez y no te deja avanzar a relaciones de pareja (o interpersonales, en general) donde verdaderamente seas feliz y puedas gozar de tranquilidad.

En otras palabras, es como un autosaboteo a nuestro propio bienestar impulsado... Por nosotros mismos. Estos traen raíces desde la infancia, la relación con nuestros padres o experiencias que nos marcaron y que definieron nuestra manera de relacionarnos.

Lo bueno es que no son una condena perpetua. Podemos romper estos lazos trabajando de la mano de un experto en terapia psicológica para sanar aquello que nos hizo daño y abrirnos a noviazgos que no sean dolorosos.

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Señales de que repites patrones tóxicos en tus relaciones

Todos se parecen

La mayoría de chicos con los que has salido, o todos, tienen muchas características similares: quizás un problema con la bebida, una familia disfuncional, caen en la infidelidad, han tenido conductas maltratadoras, entre otros.

Es decir que, inconscientemente terminas buscando una y otra vez el mismo prototipo de persona o de relación de pareja.

Por lo tanto, eso genera situaciones y conflictos muy parecidos en relaciones distintas, pero no tan diferentes las unas de las otras.

Semejanzas a tus padres

Según Psicología y Mente, los estudios científicos dicen que las personas tienden a relacionarse con sus parejas de forma parecida a cómo aprendieron a relacionarse con sus padres durante su infancia.

Incluso, buscas en esa próxima pareja cualidades que ellos tienen, para bien o para mal, y todavía no te habías dado cuenta. Por eso, si tu vínculo con ellos fue negativo, conflictivo o insano, estás proyectando eso en el ser a tu lado.

La forma en que nuestros padres se trataban es el modelo de relación que conocemos y que recrearemos en nuestra vida. Y la forma en que ellos nos trataron, especialmente el padre de sexo opuesto, es lo que repetiremos en las parejas.

Tenemos creencias limitantes

Por estas mismas raíces de la infancia, le damos cabida a pensamientos insanos sobre el amor: no merezco amor, nadie podrá amarme de verdad, debo ocuparme de las necesidades de mi hombre, no valgo demasiado, el amor es conflictivo, la infidelidad es normal, tener una relación estable es aburrida, entre otras.

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