Wellness

Es momento de romper con la idea de que “envejecer con gracia” nos hace más dignas

Sarah Jessica Parker ha optado por dejarse ver al natural con sus arrugas y cabello canosos pero dejemos de decir que "envejeció con gracia"

En los últimos meses el mundo ha estado fascinado con el regreso de Sarah Jessica Parker a la pantalla como Carrie Bradshaw ¡y con justa razón!

La actriz luce fabulosa a sus 56 años, se ha dejado ver su cabello platinado y muestra sus arrugas con orgullo. Fiel a la esencia del personaje pero adaptándola a los tiempos actuales, la actriz se ha convertido en un referente para muchas mujeres que han crecido con ella.

Sin embargo es común leer comentarios que dicen que «supo envejecer» o que está envejeciendo «con gracia», como si eso definiera qué tan dignas o valiosas seguimos siendo.

«Envejecer con gracia» es una frase común que hemos utilizado muchas veces para referirnos a una mujer que luce fabulosa cuando llega «a cierta edad» y aunque no hay que dejar de enaltecer la belleza y plenitud de una, no podemos seguir catalogándonos según cómo nos han tratado los años.

Es claro que la satisfacción corporal es individual y cada quien es libre de hacer lo que le plazca sin embargo, detrás de muchas elecciones en torno a ello vienen de la presión que la sociedad ejerce sobre nosotras.

Desde siempre, hemos vivido bajo un sistema que nos convence que debemos aspirar a la perfección física y eso se dirige hacia la intervención quirúrgica sin tomar en cuenta los riesgos e implicaciones de ésta.

Famosas como Demi Moore, Nicole Kidman, Renée Zellweger, Courtney Cox y Uma Thurman han sido cuestionadas por transformar su rostro con intervenciones estéticas y las han señalado «por no aceptar su edad».

Por otro lado, celebridades como Cameron Diaz, Drew Barrymore o Sarah Jessica Parker son blanco de burlas por «descuidarse» y mostrar las marcas de la edad.

Es entonces cuando la sociedad las cataloga según lo piadoso que ha sido el paso de los años con ellas.

A diferencia de los hombres, a quienes dicen que envejecen «como los buenos vinos», a las mujeres se les mide qué tan dignas o deseables siguen siendo según qué tantas arrugas tengan y qué tan bien se vean con ellas lo que ejerce una tremenda presión y miedo al tiempo.

“La edad es una cuestión de la mente sobre la materia. Si no le importa, no importa ” ~ Mark Twain

Las mujeres no sólo enfrentamos la presión de ser profesionales y formar una familia, sino que también de mantener el aspecto juvenil que teníamos a los veinte al mismo tiempo. 

Nos bombardean constantemente con presiones sobre recurrir al botox, la cirugía plástica y hasta esas píldoras “mágicas” para adelgazar. No es de extrañar que cuando una llega a los 40 no se sienta muy bien consigo misma y se pregunten si podrían ser mejores, más delgadas, más jóvenes, más bonitas.

Envejecer es inevitable y al parecer para nosotras es más una condena que para los hombres. Y es que mientras ellos envejecen “como los buenos vinos”, con las mujeres no dejan de ver las arrugas, las patas de gallo y las manchas como una señal de caducidad. 

El tiempo lo más preciado que tenemos así que no hay que perderlo tratando de satisfacer con expectativas y caprichos ajenos.

Si algo debemos aprender es que todas somos digas y nuestro valor jamás dependerá de qué tan capaces somos de ocultar el paso de los años para vernos «como en nuestros buenos tiempos».

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