El dolor deja una marca permanente, un tatuaje que parece no desaparecer nunca. Algunos pueden llamar a estos recuerdos, mientras que otros pueden referirse a ellos como pesadillas o fantasmas del pasado.
PUBLICIDAD
Todos tenemos situaciones que nos persiguen, asuntos que dejamos pendientes o heridas que no hemos sanado. Quizá nos acostumbramos a ello, aprendemos a no caer y seguimos con nuestra vida de la mejor forma posible.
Sin embargo, hay heridas del pasado que son tan fuertes que no nos permiten crecer.
Es posible que te preocupe que esto arruine tu felicidad, tus relaciones o incluso otras áreas profesionales de tu vida. La realidad es que puedes sanar pero primero debes entender qué es lo que hay detrás.

Abandono
A todos nos da miedo la soledad y esto puede marcarnos especialmente desde temprana edad. Las personas que temen a la soledad son más propensas a abandonar a sus parejas y sus proyectos al poco tiempo de haber comenzado ya que existe un gran miedo al rechazo. Es vivir bajo la idea de «te dejaré antes de que me dejes».
Las heridas provocadas por el abandono no son fáciles de sanar pero una vez que comienzas el proceso, aprendes a reemplazar el miedo por un diálogo interno positivo y esperanzador.
Rechazo
La herida del rechazo puede extenderse con el tiempo ya que invade nuestros pensamientos provocando que constantemente nos sintamos vulnerables. El rechazo de los padres, la familia, los amigos o demás personas con las que llegamos a relacionarnos hace que creamos que somos insuficientes o indignos de recibir cariño. Esto puede llevar a aislarnos sin embargo, es posible liberarnos trabajando en un diálogo interno que nos ayude a reforzar nuestro valor.
PUBLICIDAD

Humillación
Las personas que fueron constantemente humilladas de pequeñas les hace pensar que todo el tiempo son señaladas y criticadas por otros. Especialmente cuando los padres hacen bromas pesadas o hirientes, pueden destruir el autoestima sin darse cuenta. Al crecer, muchas personas pueden volverse egoístas como mecanismo de defensa, e incluso caen en las mismas acciones para sentir que tienen el control.
Traición
La traición es una herida que puede estar presente en la vida adulta. Esto a menudo hace que te cueste trabajo confiar en los demás, lo que te vuelve más controladora pues necesitas sentirte segura.

Injusticia
Sufrir de injusticias en el pasado puede hacer que te sientas insegura, ineficientes e inútil en tu vida adulta. Quizá seas una persona que a menudo busca la perfección para evitar ser víctima de injusticias. Debes trabajar para reducir tus niveles de desconfianza y rigidez mental para ser más flexible y dejar que las cosas fluyan.
Sanar es posible pero debes ser paciente y hacerlo de la mano de tus seres queridos y un profesional.
Sé paciente contigo misma. Estas heridas pueden desarrollar emociones fuera de control, desesperanza, mecanismos de defensa y percepciones distorsionadas que son difíciles de dejar ir.
Se necesitará tiempo y trabajo duro para dejar ir estos sentimientos. Respeta tu progreso y celebra los pequeños avances. Eventualmente te ayudará a ganar la batalla para sanar.
Más de este tema
Es más fácil construir niños fuertes, que reparar adultos rotos
Cría niñas que rompan patrones patriarcales, no que crean que son “el sexo débil”
La importancia de enseñarle a los niños y niñas a tener un corazón compasivo
Te recomendamos en video