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A los 30 aprendes que perdonar es parte de sanar

Aunque es un paso difícil, el perdón sí puede ayudarte a sanar heridas.

Lo sé, es difícil llegar a los 30 y no pensar que tu vida está hecha un caos. Es normal sentirte temerosa y frágil, como si fueses la única que no está haciendo bien las cosas o al menos no como los demás.

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Una parte de ti quiere sentirse bien porque has avanzado y construido grandes cosas pero la otra no deja de pensar en los errores que cometiste en el pasado. Te entiendo pero hay algo que seguro has aprendido en este punto y es lo poderoso que puede ser el perdón.

La idea de que perdonar te ayudará a sanar esas heridas que hay en tu interior parece muy cursi y cliché pero es verdad.

A estas alturas de la vida, seguro te has dado cuenta que no sirve de nada hacer corajes y guardar rencor en tu corazón.

A los 30, ya no tienes la energía para involucrarte en problemas con terceros. Es decir, ¿de qué sirve estar con personas que te causan malestar?

La clave entonces sí está en el perdón pero no en uno superficial, sino en uno real que viene de lo más profundo de ti y que no necesariamente se expresa con palabras.

Aprende a perdonar incluso a quien te rompió el corazón.

Es difícil perdonar a alguien a quien pusiste en un pedestal que se cayó cuando te rompió el corazón. Es difícil perdonar a las personas más cercanas en tu vida cuando te lastiman, te abandonan, te descuidan o te dicen cosas que no puedes olvidar. Sin embargo, llega un momento en el que ya no te desgastas pensando en ello.

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Perdonar a quien te rompió el corazón es un paso a la sanación. Guardar rencor es como beber veneno y esperar que la otra persona se vea afectada. Nunca sucederá y la única que sufrirá serás tú.

Perdonar es un proceso, pero cuando cuando llegas al tercer piso te das cuenta de que has avanzado mucho al soltar ese dolor.

Aprende a soltar el pasado y perdonarte.

Es difícil perdonar a alguien que te lastimó pero es más difícil perdonarte a ti misma.

Quizá tuviste que pasar por muchas decepciones para entender que no puedes cambiar el pasado y que tampoco debes darle demasiadas vueltas a lo que no pudo ser. Pero finalmente llegaste a la edad en la que sabes que tu salud mental es primero y que no vale la pena vivir lamentándote.

Luchar contra tus propios demonios es agotador pero has logrado mucho más de lo que piensas. 

El perdón no borra el pasado pero tiene un poder único que pocos entienden. 

Todos conocemos la decepción, la sensación de un corazón roto y la ira que provoca una traición por la espalda. Sin embargo, existe algo muy poderoso que puedes hacer: perdonar a quien te rompió el corazón.

A menudo escuchamos que “perdonar a quien no lo merece” es debilidad, pero no es así. El perdón tiene un efecto muy poderoso y al final, no es para la otra persona sino para ti. 

Sé amable contigo misma. Eres una mujer fuerte por el simple hecho de estar intentando salir de ese dolor. Ahora es momento de deshacerte de esas ataduras y el primer paso es perdonándote por lo que no pudo ser.

Quizá sientas que no estás en condiciones de hacerlo pero ahora sabes que mientras más evites el perdón, más dolor sentirás. 

Esto no sucede de la noche a la mañana, es un proceso lento. A veces no tiene sentido, pero una vez que das el primer paso, te vuelves un poco más fuerte, un poco más resistente.

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