El amor es muy extraño. Por un lado, eres feliz de tener a una persona que te hace compañía todos los días, que te envía mensajes tiernos cuando menos lo esperas y cuyos besos te hace estremecer hasta las fibras más profundas de tu ser. Sin embargo, a veces las personas cambian o muestran ciertas conductas que no están bien dentro de una relación.
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No necesariamente tiene que ser un cambio brusco en el que «tu príncipe» se transforma en un monstruo aterrados. A veces hay detalles tóxicos tan sutiles que los pasas desapercibidos como que haga comentarios sobre tu apariencia o tus opiniones, con el afán de controlarte.
Tener desacuerdos es normal pero no puede convertirse en una constante que implique sentimientos negativos constantes. .Si bien puede ser difícil reconocer los signos de una relación tóxica al momento, es importante retroceder de vez en cuando y evaluar si realmente eres feliz con la forma de llevar las situaciones con tu pareja.
El querer controlarte es una forma de agresión «pasiva» y muchas veces preferimos pasarlo por alto para evitar más problemas. Lo que no sabes, es que esto puede convertirse en algo mucho peor.
Tener pareja no significa que pueda tener control sobre ti. Quien te ama de verdad jamás buscará cambiarte ni hacerte menos a su conveniencia.
Tener una relación sana es algo que muchos aspiran a conseguir. Poder compartir tus secretos más profundos y oscuros con la persona que amas sin reprimirte es un gran sentimiento. Por desgracia, la sociedad tan machista que nos ha educado durante siglo, ha llevado a mucho a pensar que alguien siempre tiene que dominar sobre el otro en una relación.
Una pareja que busca tener control sobre ti aplicará constantemente el chantaje emocional, te manipulará para hacerte sentir culpable de los problemas que se generen «por tu forma de ser». Hará todo porque dudes de la ropa que elegiste o de tus amigos o de tus logros en el trabajo. Hará que te sientas mal por tus decisiones y tratará de que cambies tus planes para hacer los suyos. Te alejará de quienes más quieres porque en su mundo, tienes que ceder porque es tu pareja.
Humillar, insultar o manipular no es amor. No es parte del noviazgo ni del matrimonio. Es momento de romantiazr la idea de que «lo hace porque te quiere sólo para él».
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Decir que te hace algo hiriente por tu bien, es una forma de excusar su comportamiento, para hacerle sentir como una tonta o una débil. Sus errores no son tu culpa. Sus acciones son sus acciones. No eres responsable de las decisiones que toma. Deja de justificarlo con que «está solo» o «necesitado de amor».
No justifiques más sus desplantes. No tiene porque gritar o alterarse contigo si ha tenido un mal día, o una mala vida. Es su problema, no tuyo. Si él no puede controlar su temperamento, no es tu culpa. No debes hacer nada para complacerlo.
Sé que es fácil acostumbrarse a esa vida. El amor te ciega y hace que pierdas de vista el verdadero significado de una relación sana.
A menudo, estamos en negación y nos separamos de nuestra verdad e instintos. Controlar a la gente silencia nuestra voz para que dejemos de confiar en nosotros mismos
Deja de disculparte como si fueras tú la que está mal. No tienes por qué vestirte o actuar como el otro ordene. No eres propiedad de nadie y es momento de que marques ese alto. No le permitas voltear la situación a su favor. No permitas que busque cambiarte para complacerlo.
Recuerda siempre que el amor de verdad es incondicional y complementario; no mereces menos que eso. No te conformes con alguien que sólo te endulza los oídos con palabras bonitos pero cuyas acciones son vacías o nulas. Jamás te permitas estar con alguien que te haga sentir culpable de tu brillo o que te haga dudar de lo mucho que vales. Nadie tiene por qué hacerte sentir mal o que no eres digna de ser amada. Nadie tiene por qué hacerte pensar que no mereces ser una prioridad sino un plato de segunda mesa.
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