La conexión con una madre es inigualable. Es quien con su dolor te da la oportunidad de tener una vida, y te cuida en el transcurso de ésta. Te da la mano para que aprendas a caminar, y no la suelta sin importar los años que pasen.
Gracias a sus herramientas aprendemos a formarnos, y no hay nada más admirable que eso. Ellas nos conducen con amor, con respeto, y aunque tienen muchos errores, nunca son malintencionados.
En un estudio realizado en la Universidad de Búfalo, en Nueva York Estados Unidos confirmó la importancia de esa conexión. Al parecer, entre más fuerte, más logra evitar que tengamos relaciones con violencia cuando crecemos.
Es importante recordar que sólo es un factor, hay otros determinantes en nuestras vidas que también afectan.
El estudio arroja que los niños están más tiempo con la madre gracias a los patrones culturales en los que continuamos viviendo. Según el estudio, al tener una buena relación con ellos puedes ayudar a forjar su carácter.
Pero, no solamente es responsabilidad de la madre, también los padres deben tener una relación con sus hijos para mayores efectos. Los hijos son de ambos, los dos influyen de igual manera, y entre mayor congruencia haya será mejor para los niños.
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La relación de los padres se convierte en su patrón a seguir. Entre más sano sea el ambiente, normalmente se ve que los hijos buscan relacionarse en situaciones similares. Lo mismo sucede cuando crecen entre violencia o situaciones tóxicas, ellos replicarán los comportamientos.
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