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Contemplar el mar activa un estado de felicidad en tu cerebro

Los estudios han encontrado que el mar no solo nos hace sentir relajados, sino que también cambia la química de nuestro cuerpo hasta sentir felicidad total.

No es extraño que la playa sea el primer lugar que muchos eligen para pasar sus vacaciones, después de todo, el mar produce una felicidad innegable. Pero es que incluso cuando no estamos físicamente ahí, observar imágenes del océanos nos trae calma y una sensación de bienestar, ¿sabes por qué?

Los estudios han encontrado que el mar no solo nos hace sentir relajados, sino que también cambia la química de nuestro cuerpo. Nuestra afinidad por el agua se refleja incluso en la atracción casi universal por el color azul. Nos atraen naturalmente los tonos acuáticos: el color azul usualmente es elegido como el color favorito de las personas en todo el mundo, ya que se asocia a cualidades como la calma, la apertura, la profundidad y la sabiduría.

A través de su estudio Blue Mind: The surprising science that shows how being near, in, on, or under water can make you happier, healthier, more connected, and better at what you do. el biólogo marino Wallace J. Nichols se centra en la evidencia científica comprobada de que estar cerca de cuerpos de agua promueve la salud mental y la felicidad.

El mar nos ayuda a oxigenar nuestro cuerpo y relajar nuestra mente. Se ha descubierto que los sonidos del mar estimulan un área del cerebro llamada corteza prefrontal, que es el área responsable de nuestras emociones y reflexión personal, y se dieron cuenta de que los sonidos del mar se expanden y mejoran la autoconciencia y el bienestar emocional.

Las olas también juegan un papel en nuestro bienestar, por surrealista que parezca. Según la investigación, cuando estamos en la playa, nuestro cuerpo absorbe los iones negativos que liberan las olas del océano. Esto alienta a nuestro cuerpo a absorber más oxígeno y regular nuestros niveles de serotonina, una sustancia que controla la ansiedad. Resulta en una sensación de paz similar a la que sentirías después de hacer yoga.

Además, el sonido de las olas -y el agua en general- reduce nuestros niveles de cortisol, la hormona del estrés, y transmite calma. Incluso han sugerido que nos recuerda el sonido del latido del corazón de nuestras madres cuando estábamos en el útero, lo que tendría un impacto emocional relacionado con los sentimientos de protección y seguridad.

Observar y escuchar agua puede inducirnos a un estado meditativo. Frente a ella, el cerebro se concentra en su color y movimiento, captando información sensorial pero no distraído por una sobrecarga, como la que experimenta cuando vemos una película o jugamos videojuegos.

Estar en un estado consciente, en el que el cerebro está relajado pero enfocado, beneficia a la mente y al cuerpo en varios niveles diferentes. Un creciente cuerpo de investigación ha encontrado innumerables beneficios asociados con la atención plena, incluidos niveles más bajos de estrés, alivio de ansiedad leve, dolor y depresión, mayor claridad mental y concentración, y mejor calidad del sueño.

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