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Por esto es que las tías son una segunda madre a la que también debemos celebrar

Mamá es una de las personas más importantes en la vida de todos pero algunos tienen la fortuna de tener tías que se convierten en una segunda madre

¿Quién dice que los abuelos y los padres son las únicas figuras importantes en la vida de un niño? Las tías también merecen una ovación de pie. Tradicionalmente, los niños tienen a sus padres para criarlos y enseñarles valores, pero de una u otra forma, las tías prácticamente asumen el papel de segundas madres.

Una tía es como una segunda madre, una figura de autoridad que debe ser respetada pero que también se convierte en una amiga dispuesta a cubrirnos la espalda cuando lo necesitamos.

Dicen que no hay vínculo más fuerte que de una hija con su madre pero cuando se trata de una sobrina con su tía, la relación se vuelve verdaderamente estrecha. Porque cuando mamá está cansada, una tía siempre está lista para saltar y revisar las tareas, escuchar una crisis existencial o simplemente para ser una compañía cuando nadie está cerca.

Una tía siempre sabe cuando estás triste, molesta y no te sientes bien. Escucha y ofrece un hombro para llorar y desahogarte hasta que pase la tempestad. Es una segunda madre que también se convierte en enfermera o maestra y cuando es necesario, en terapeuta y confidente.

Habrá veces en las que no entiendas su presencia en tu vida, en que cuestiones su autoridad y desestimes sus intenciones pero aunque sabes que no es tu mamá, te ha dado mil motivos para honrarla y respetarla como tal.  Porque al final, sabes que sólo una tía puede dar abrazos como una mamá, guardar secretos como una hermana y compartir momentos felices como una amiga. Ella siempre cuidará de tu bienestar y estará cuando más la necesites.

Así que es momento de celebrar también a esa tía que siempre creyó en ti desde que supo que llegarías al mundo, la que te impulsó cuando nadie más lo hizo y la que te enseñó a ser una mujer fuerte e independiente que trabaja por lo que quiere.

Quizá nunca le digas que tiene razón, pero sabes que es así. Tampoco le darás las gracias por aguantar tus berrinches y tus crisis existenciales pero aprovecha para decirles lo feliz que eres de tenerla, por las lecciones aprendidas y por el tiempo invertido.

Quienes tienen la fortuna de contar de cerca con una tía, saben que siempre estará ahí cuando se necesite, cuando el corazón esté hecho pedazos o cuando el desaliento invada en alma. Una tía siempre te recordará lo increíble que eres, lo mucho que has logrado y lo que eres capaz de alcanzar. Tuve la suerte de crecer con una tía que siempre me cuida y acompaña y ese es un lujo que no todos tienen.

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