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Esto es lo que tienes que comer para alimentar tu cerebro

Tal cual. ¿Quieres que tu cerebro se mantenga sano y lúcido por más tiempo? La ciencia ha llegado a establecer que mediante el consumo de ciertos alimentos sí es posible. Descúbrelos acá.

Por: Valeska Silva Pohl.

El gran director de nuestro cuerpo, el cerebro, está formado por millones de neuronas que responden a innumerables impulsos provenientes del exterior. La complejidad de su funcionamiento es tal que incluso hasta el día de hoy hay más dudas que certezas sobre el alcance de su poder. Sin embargo, la ciencia ha logrado distinguir ciertos alimentos que son claves para la nutrición cerebral y que te ayudarán a prevenir enfermedades inmunes como la resistencia a la insulina, diabetes, problemas al corazón y Alzheimer, entre otras.

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El cerebro, al igual que los músculos o los distintos órganos del cuerpo, reacciona a la comida que consumimos; es por eso que, según los alimentos que elijamos, rendirá de una manera u otra. La memoria –una de las principales funciones del cerebro– puede mejorar e incluso aumentar con los nutrientes adecuados.

Aunque suene lógico y hasta poco novedoso, el agua es el nutriente principal e indispensable. Componente mayoritario del cuerpo humano, llega al 60% en adultos, 70% en lactantes, y 40% en ancianos. El 91% de nuestro cerebro es agua y, por lo mismo, necesita irrigarse de forma permanente. Quienes han realizado una huelga de hambre logran sobrevivir 55 días, pero cuando lo han hecho de agua, no logran pasar los 15. No olvides que el agua no sólo se pierde por la orina, sino también por la piel y las heces. Ésta es entonces una gran razón para motivarte a beber los 2 litros diarios recomendados por los especialistas.

Vitaminas, proteínas y ácidos grasos
¿Necesitas obtener un mejor desempeño intelectual? Vitaminas, proteínas y ácidos grasos mejoran la agilidad mental. Una dieta variada y completa en ciertos nutrientes, como el Omega 3 –presente en salmón, sardinas o atún– contribuye a que el rendimiento intelectual de una persona sea mayor.

Un estudio realizado por Alexandra Richardson, de la Universidad de Oxford, así lo sostiene. Los ácidos grasos Omega 3 son muy importantes para las funciones del cerebro, como también lo son otros nutrientes imprescindibles, como el hierro, el yodo y la vitamina B12, que interactúan en el desarrollo cognitivo y de los que parte de la población puede presentar carencias. Se ha establecido que cuando las personas tienen anemia o niveles de yodo o de vitamina B12 muy bajos, acaban siendo afectadas sus funciones neuronales, de concentración o de asimilación.

Lo que hace tan relevante al Omega 3 es un componente denominado DHA, que es parte de la estructura original del cerebro. Sucede que las membranas, que son como las capas externas de las células nerviosas, también están hechas de esa sustancia. No en su totalidad, pero en parte de su estructura sí tienen DHA, muy importante para varias funciones cognitivas.

El brócoli, la estrella de la vitamina K –junto con los repollitos de Bruselas y las verduras de hojas verdes– tiene un aporte no sólo respecto a su función en la coagulación de la sangre, sino también en tratamientos para el Alzheimer. Una investigación de la Universidad de Montreal, en Canadá, demostró que las personas mayores que presentaban más presencia de vitamina K elaboraban mejores discursos, progresaban en su expresión verbal y poseían mayor retención de la información.

Varios frutos rojos, como los arándanos y las frutillas, son grandes aliados para aumentar la atención y fijar la memoria. Investigaciones realizadas por la doctora Elizabeth Devore, profesora de la Harvard Medical School en Boston, aseguraron que su consumo constante ayuda a frenar la pérdida de memoria. Por su parte, estudios de la Reading University, en Inglaterra, confirmaron que los arándanos propician la concentración durante varias horas, por lo que si estás estudiando o preparando una presentación, son una excelente alternativa.

Todas las vitaminas del complejo B ayudan en el proceso de producción de neurotransmisores, específicamente la B1 (presente en la carne de cerdo y levadura de cerveza), B6 (melón, pollo y plátano), almendras, arroz, coliflor, maníes (ricos en ácido fólico o vitamina B9), y la B12 (hígado, huevos y queso). Esta última también es muy importante para contrarrestar el estrés y fortalecer la agilidad intelectual. El germen de trigo, la soya seca y las nueces también tienen vitamina B.

Otro elemento importante en la dieta pro-cerebro son los flavonoides, pigmentos naturales de los vegetales cuya capacidad antioxidante libera y limpia el cerebro de la oxidación a la que lo sometemos a diario por el simple hecho de funcionar. Las manzanas y los cítricos tienen una gran concentración de ellos, y varias investigaciones han concluido que los flavonoides del chocolate negro poseen también un potencial revitalizante en cerebros ya desgastados por la edad. Otras alternativas son las uvas, té verde, bayas y frutos rojos.

Para cubrir los requerimientos de hierro debes incorporar a la dieta carnes rojas y vegetales verdes (especialmente espinacas, ricas también en ácido fólico, que ayuda a frenar el deterioro cognitivo), y para mantener óptimo el estado del yodo basta con una cucharadita de sal yodada –la que se usa para cocinar– diaria. Si combinas todo regularmente con cereales, legumbres, frutos secos y lácteos, tu cerebro funcionará muchísimo mejor.

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