Todas en nuestra vida hemos pasado por periodos sedentarios. En esos momentos, moverse parece toda una travesía y aunque sea tan simple como pararse y hacerlo, la mente a veces nos juega en contra.
¿Por qué somos capaces de mover nuestro cuerpo? Porque la mente le dice que lo haga. Si el cerebro tiene internalizada la información que le ordena que el ejercicio físico no es parte de la rutina, no te va a exigir que lo hagas.
Aquí es cuando la fuerza de voluntad entra en juego. Hay personas que son fanáticas del ejercicio y que lo hacen sólo porque es una actividad que disfrutan infinitamente.
Para los que se ejercitan porque quieren mantenerse en forma, pero que les cuesta mucho el momento previo a empezar a moverse, la fuerza de voluntad es su mejor aliada.
Sin esta pequeña voz interna que nos dice: “vamos, deja de ver televisión y súbete a la bicicleta”, lo más probable es que nos quedaríamos viendo televisión, es mucho más fácil que esforzarse, ¿o no?
Hay algunas excusas que a veces usamos para no hacer ejercicio, aunque en realidad, son mensajes que nos decimos a nosotras mismas para no sentirnos tan mal por no hacer lo que queremos hacer sólo por pereza.
“Hoy estoy demasiado cansada, tuve un día terrible en el trabajo”. Puede que sea así y que lo único que quieres es descansar y reponerte de ese día tan estresante. Lo paradójico es que, si haces un poco de ejercicio después o antes del trabajo, no te estresarás tanto con los problemas en el trabajo.
Una de las excusas que nos permiten “quedarnos tranquilas” cuando no nos hemos ejercitado es el sexo. En todas las revistas para mujeres nos dicen que el sexo es muy buen ejercicio. Sí, claro que es bueno, pero no es suficiente. Cuando te ejercitas sola, te concentras en ello y es más efectivo.
Eso no quiere decir que tener una noche de pasión desenfrenada no nos va a ayudar a tonificar músculos y perder calorías, pero no podemos reemplazar eso por una rutina de ejercicio siempre.
Hay muchas chicas que se avergüenzan de hacer deporte. Puede ser porque la ropa es muy ajustada o porque no les gusta ver cómo su cuerpo se mueve y suda.
Sin embargo, si traspasas esa barrera, te darás cuenta de que luego de unos días esto será lo que menos te importe porque te sentirás genial con las endorfinas que tu cuerpo liberará.
Finalmente, la que se verá directamente beneficiada con el ejercicio físico serás tú misma, y lo único que lograrás ejercitar con las excusas, será tu mala voluntad.