Body Positive

Kim Kardashian o cuando el amor propio se transforma en narcisismo y dismorfia corporal

El caso de la influencer nos recuerda que la vanidad tiene un límite, porque somos más que nuestra apariencia.

Kim Kardashian se excede en ciertas prácticas de "amor propio"
Kim Kardashian se excede en ciertas prácticas de "amor propio" Que rozan la dismorfia corporal y el narcicismo, las cuales no deberíamos imitar.- Instagram @kimkardashian

Ahora que se ha puesto tan de moda hablar de amor propio y las prácticas que podemos hacer para elevar nuestra autoestima, vale recordar que ese terreno está separado con una fina línea de la dismorfia corporal, algo que ha probado Kim Kardashian.

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La socialité es bien conocida por algunas prácticas cuestionables para cuidar su apariencia, convirtiéndose esto prácticamente en una obsesión donde no le importa cuál sea el precio a pagar para mantenerse en forma, guapa y joven, sin importar si atenta contra su salud.

Para meterse en el vestido de Marilyn Monroe que lució en la MET Gala 2022, rebajó 7 kilos en menos de dos meses con medidas extremas y también llegó a declarar que “si me dijeras que tengo, literalmente, que comer heces cada día para estar más joven, puede que lo hiciera”.

Aunque está bien cuidarse, cuando le dedicamos excesiva preocupación a nuestro físico, creemos que nuestro valor está supeditado a cómo nos vemos y maxificamos hasta el último ‘defecto’ o ‘imperfección’, ya estamos alejándonos de esa idea de amarnos de verdad.

Porque sí, querernos no es solo ir al gimnasio, comer sano o hacerse un facial, también es aceptarnos tal como somos (sin que esto nos impida a buscar siempre una mejor versión), y respetar nuestra salud física y mental.

Con sus medidas de autocuidado, Kim Kardashian puede inspirar a muchas, pero también es peligroso seguirlas a cabalidad. La estadounidense confesó sufrir de dismorfia corporal, lo que no es saludable y requiere de asistencia profesional.

Asimismo, cuando estamos centradas meramente en nuestro físico, perdemos referencias de nuestro verdadero valor, talentos y atributos, adentrándonos en un espiral de narcisismo en donde buscamos la validación, atención y admiración de los demás, no importa el costo.

Entonces nos obsesionamos con nuestra apariencia, compramos ropa cara, pasamos por el quirófano, nos volvemos arrogantes y reinas de los selfies, cuando en el fondo, seguimos llenas de inseguridades y sin atender lo que verdaderamente importa: la relación sana con nosotras mismas.

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