La pandemia de COVID-19 ha traído grandes complicaciones para todos, especialmente para aquellas que son madres. Y es que ya sea que estén en la dulce espera, que recién hayan dado a luz o bien que ya tengan uno, dos o más hijos pequeños,la pandemia ha hecho de la maternidad uno de los retos más grandes de la vida.
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La sociedad siempre nos ha impuesto ideas en torno a la “maternidad perfecta” en la que todos asumen que una alcanza la felicidad y satisfacción máxima como mujer. Lo cierto es que ésta sólo establece expectativas poco realistas, sin tomar en cuenta el agotamiento, la falta de apoyo o el aislamiento al que muchas se enfrentan.

Claro, entre todos los estragos del confinamiento, la incertidumbre y el distanciamiento social, también está la emoción de tener a ese pequeño ser en brazos y de aprovechar el tiempo de calidad que quizá en otro momento no podrían tener por el ajetreo de la vida fuera de casa.
La soledad de un embarazo en pandemia.
Para Paulina por ejemplo, la incertidumbre de la pandemia generó muchas inseguridades en ella en cuanto se enteró que estaba embarazada. Era algo que ella y su esposo ya habían estado buscando antes de saber siquiera que existía el virus y cuando por fin lo consiguieron, se dieron cuenta que estarían solos. “Una parte de mi tenía coraje y enojo porque sabía que no podría disfrutar de ir a comprarle su ropita o compartir con mi familia y seres queridos momentos como un baby shower”, confesó Paulina.
A pesar de haber vivido el embarazo en aislamiento y sin los tradicionales festejos que siempre imaginó, ella se considera muy afortunada puesto que siempre tuvo el apoyo de su esposo. Ahora con la pequeña Emma en casa, ambos han podido trabajar en conjunto para fortalecerse como familia.
Un reto físico y mental constante

La ansiedad que sienten las mamás primerizas es muy real y se ha acrecentado en el último año. Es un momento vulnerable y con el estrés adicional provocado por el exceso de información, es comprensible que las mamás piensen en todas las fatalidades posibles.
Adriana dio la bienvenida a su bebé cuando recién comenzaba la pandemia. Esto desató un gran miedo a las visitas al pediatra ya que pensaba que ella, su esposo o su bebé podrían contagiarse. También comenzó a resentir el estar encerrada en un departamento pequeño al tiempo que ha sido una gran satisfacción el poder ver crecer a su hijo al tiempo que sigue trabajando. “El primer año los cambios son muy rápido y al ser mamá trabajadora muy probablemente sin pandemia mi bebé se habría ido a guardería y me habría perdido de todos esos momentos”.
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La pandemia sido una sacudida para las mamás primerizas

Maribel tuvo que pasar la mayor parte de su embarazo sola debido al trabajo de su pareja que los obligó a estar separados para evitar riesgos. Sin embargo, la llegada de Regina era su mayor ilusión y eso la mantuvo firme. «Trabajar en la relación con su papá fue un reto, cómo tenía que trabajar no nos veíamos tanto como yo quería. Estaba toda chipil pero entendí que era por nuestro bien». Tener el apoyo de su mamá han sido clave en el tiempo de encierro pues ha podido dedicarse a su bebé y a su trabajo.
Las responsabilidades aumentaron para las mamás con hijos pequeños pero también la satisfacción de superar los retos con ellos
«La verdad lo que más amo es estar mucho tiempo con él, contar cuentos, que él los cuente y platicar, incluso nos quedamos dormidos leyendo», cuenta Marie. Para ella, su mayor satisfacción ha sido graduarse en plena pandemia, al tiempo que su hijo Matías de 7 años, terminó el primer año de primaria.
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