Con el paso del tiempo, los bebés comienzan a crecer dándose cuenta de su propia voluntad. Retan a quienes buscan controlarlos, y a esto se le llama la «edad de los berrinches» en donde es muy importante establecer límites.
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Es complicado para los padres enseñar esta parte dado que debido a la falta de vocabulario de ellos para expresar lo que quieren y entender los porqués. Al tener esta barrera lingüística llega inevitablemente los conocidos berrinches por parte de ellos, y la desesperación por parte de los padres.
Los berrinches suelen darse en la etapa evolutiva y desarrollo socio-emocional del niño, es decir, alrededor del año y medio y los 3 años de vida. Al darse cuenta de su propia voz, pero sin saberse expresar llega una lucha que da muchos dolores de cabeza.

De aquí todo es claro para los psicólogos o pedagogos infantiles. Sin embargo, la forma en la que puede resolverse también llega a contraponerse con varias teorías, o soluciones dadas por estos especialistas.
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Los límites en la niñez
Afortunadamente, una cosa es clara, y esto son los límites. Estos son determinantes entre estas edades y no establecerlos con claridad puede darte peores dolores de cabeza cuando tus hijos lleguen a la etapa de la adolescencia.
L.J. Stone y J. Church escribieron un libro llevando los conocimientos de la psicología evolutiva de las primeras etapas al lector de la forma más digerible y didáctica posible. En su libro «Niñez y adolescencia» tienen un capítulo dedicado a los límites infantiles.
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El “no” en exceso
No basta con sólo decir «no» a nuestros hijos. No solamente puede mermar la confianza de los niños, también como todos los que han lidiado con esta edad en específica, saben que deja de surtir efecto en un determinado momento.
«Conviene reducir las prohibiciones a un mínimo, pues una continua retahila de «No» y «¡No toques eso!» confunde y paraliza al niño, y eventualmente deja de tener efecto.», explican los autores en su libro.
Redireccionar la atención del niño
Es necesaria satisfacer la curiosidad del niño para enseñarle los «no» de forma más positiva. Así como redireccionar su atención a situaciones y objetos que puedan llamar su atención sin que tengan la necesidad de retar tu autoridad.
«Las prohibiciones surten más efecto dentro de un contexto de libertad cuando el niño dispone de lugar el niño dispone lugares adonde ir, de cosas con las que puede jugar, y de momentos y espacios para hacer ruido y desahogarse. «
Que decidan por ellos mismos
De esta forma ellos mismos aprenderán a hacer la discriminacinación de lo que pueden o no pueden hacer. Asimismo, es importante entender que esta técnica tampoco se puede usar en todos los casos.
La claridad en los límites
Habrá momentos que sí se deberán poner límites y estos deben ser claros y firmes. En esta ocasión, se aconseja «no hacerlos sutiles ni tolerar la ambigüedad», la claridad les proporcionará a los niños seguridad. Puesto que, si ven duda en quien está dando la orden no tendrán inconveniente en ponerlos a prueba lo que puede acabar con la paciencia tanto del niño como del adulto.
Jamás humillar como método de enseñanza
Es la variación de técnicas lo que hará más efectivo la puesta de los límites. Solamente recuerda, que la humillación al pequeño jamás será el camino para lograr dichos fines. Asimismo, si la rabieta agarra intensidad no olvides que tus emociones lo podrán potencializar o simplemente hacer que se calme.
No es sencillo, pero con algunos consejos pueden