Cuando se llega a la adultez y somos independientes, nos damos cuenta que quizás nuestra relación con el dinero no es la mejor, algo de lo que va la dismorfia financiera, un padecimiento muy común en la sociedad, el cual nos hace daño.
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La realidad es que recibimos muy poca formación económica a medida que vamos creciendo, así que en medio de las creencias limitantes, la desinformación y la crisis global, tendemos a tomar malas decisiones cuando de finanzas se trata.
¿Qué es la dismorfia financiera?
De acuerdo con Hola, “la dismorfia financiera es un fenómeno en el que existe una percepción errónea del dinero; basada en el miedo y no en los hechos”.
Puede darse en situaciones puntuales, como sentir que no te alcanza el dinero para vivir la vida de tus sueños y su consiguiente ansiedad, no poder ahorrar y tener siempre el bolsillo vacío.
“Las personas que sufren de este trastorno, se sienten constantemente retrasados en temas financieros a comparación de las personas a su alrededor. Este tipo de dismorfia también te hace creer que en cualquier momento vendrá una catástrofe de la que no podrás salir tan fácilmente por la falta de recursos”, aseguran.
Por eso, los expertos en finanzas personales proponen diversas alternativas para ir contrarrestando la dismorfia financiera, como llevar un registro de ingresos y egresos al que miraremos cuando sintamos la ansiedad por el dinero.
De esta manera veremos de forma objetiva en lo que estamos invirtiendo, cuánto generamos y llevemos un orden o presupuesto mensual.
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De igual forma, recomiendan desconectarse de las redes sociales y no compararse demasiado para no aumentar la sensación de escasez. Si está en tus posibilidades, ahorra el 20% de cada salario para que tengas un ‘colchón’ en caso de emergencias.
Ten metas realistas y no olvides buscar asesoría para invertir esos ahorros, en caso de que desees generar ingresos alternativos para aumentar tu fortuna.