Para muchos tomarse un vino es solo cuestión de un trago entre amigos y nada más, para otros el vino es un ritual y una forma de deleitar el paladar con la combinación perfecta.
No es fácil escoger el vino acorde con la comida que vas a degustar porque tiene sus técnicas, como conjuntar acidez, sabores, texturas y aromas. Esta actividad tan apasionante la llevan a cabo los Sumiller.
Pero el maridaje, que no es sino el arte de combinar los platos con un vino que complemente y realce su sabor, es un asunto muy discutido por especialistas y gastrónomos.
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Según el portal Vinetur, la armonía entre vinos y platos se presenta “como una auténtica aventura en la que un profesional puede aportar toda su sabiduría para ofrecer al cliente armonías clásicas, innovadores e incluso arriesgadas”.
Para cualquiera no es fácil adentrarse a ese mundo, pero existen aspectos básicos y elementales para saber la combinación perfecta de un vino tinto o blanco con un plato especial.
La última decisión siempre está sometida al gusto de cada uno, pero estas reglas te ayudarán a escoger el mejor vino para ese almuerzo o cena donde te quieres destacar:
Aperitivo
Son los llamados “vinos generosos” como el Jerez, los portugueses Oporto y Madeira o el Marsala italiano.
Para acompañar las carnes rojas
Los tintos jóvenes acompañan muy bien a los asados de ave, cordero y ternera.
Para guisos más contundentes como estofados o platos de caza, le queda mejor un tinto con mucho cuerpo, crianza o reserva.
Para las carnes blancas
El vino blanco es ideal para acompañar las carnes blancas como el pollo o el pavo.
Otra combinación que goza de gran reputación es la del asado de cerdo (cochinillo) con cava brut.
Para pastas y arroces
En este caso se recomienda un tinto joven y ligero, también para la paella aunque sea de pescado o marisco.
Para pescado
El vino blanco seco, perfecto tanto para pescados de agua dulce como para el pescado blanco y azul.
En esta lista se incluye los calamares, el pulpo y otras delicias del mar.
Para marisco
Se recomienda también el vino blanco seco, pero también le queda perfecto el semidulce.
Cuando se trata de ostras o una langosta, una copa de buen cava, siempre brut es la elección.
Para postres
A excepción de los quesos, que como sostienen los franceses deben ser degustados junto a una copa de vino tinto, la mayoría de dulces, tartas y pasteles deben acompañarse con un vino dulce tipo moscatel o vino de Málaga, o en su defecto una copita de cava semi seco.