Aunque la maternidad es imperfecta y muy retadora, hay madres que pueden resultar emocionalmente tóxicas para sus hijos ya que el abuso no se resume únicamente a los atentados físicos.
Muchas actitudes o frases entran dentro de la misma categoría porque pueden ser difíciles de procesar para los jóvenes y además, a veces cuesta detectarlos, porque usualmente vienen de madres solícitas pero con comportamientos ambivalentes.
De acuerdo con la Mente es Maravillosa, esto es igualar a “alternar entre la afectuosidad, el menosprecio y la indiferencia”, generando confusiones en los niños que afectan su autoestima y repercuten en la vida adulta a través de inseguridades.
Características de las madres emocionalmente tóxicas
Autoritarias y críticas
La mejor manera de definirlas es al estilo militar. Su palabra es ley, no les gusta ser desafiadas, tienen una opinión muy dura hacia todos, son inconformes, muy exigentes y pocas veces se muestran afectivas.
Vulneran todas las necesidades emocionales de los hijos y a veces hasta ponen obstáculos para su crecimiento individual, e incluso hasta les gusta ser las de la última palabra en las conversaciones.
Utiliza la amenaza como medida para controlar el comportamiento de su hijo, porque prefiere la fuerza y la imposición, antes que el diálogo y la persuasión.
Controladoras
De acuerdo con la misma fuente, en este apartado entran aquellas que usan a sus hijos para satisfacer sus propios vacíos emocionales o para compensar algo que no tuvieron, no le dejan margen de privacidad a sus pequeños, quieren controlar todo y ser el centro de atención.
De hecho, a veces pueden usar a sus hijos para lograr ciertas cosas para ellas mismas y son hábiles en la manipulación: acuden de forma constante a la culpa como instrumento de presión.
No reconoce sus errores
Otra manera en la que se manifiestan las madres emocionalmente tóxicas es que no explica sus actos, no se disculpa y no reconoce sus errores. En vez de hacer esto, se justifica y jamás da su brazo a torcer.