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No eres débil ni un fracaso por pedir ayuda cuando padeces ansiedad o depresión

Es momento de romper todas esas falsas creencias en torno a la salud mental

La conversación en torno a la ansiedad y la depresión parece estar tomando más importancia que nunca. La pandemia de COVID-19 no sólo ha puesto a prueba nuestra salud física sino también la emocional. De acuerdo con la World Health Organization, la mitad de todas las enfermedades mentales comienzan a los 14 años pero la mayoría de los casos no se detectan ni se tratan. Esto puede llevar a una serie de conductas de nocivas como el consumo de sustancias como alcohol y drogas, así como el riesgo sufrir accidentes o cometer suicidio.

El 10 de octubre ha sido declarado como Día Mundial de la Salud Mental, con el objetivo general de crear conciencia sobre los problemas de salud mental en todo el mundo y movilizar esfuerzos en apoyo de la salud mental.

Los trastornos de salud mental no son «cualquier cosa». No es algo que deba tomarse a la ligera o tratarse como si fuese un resfriado común. No es solamente llenarse de frases motivacionales o poner una barrera para que nadie se de cuenta. Hay todo un proceso detrás y cada quien vive una realidad diferente con ellos. 

Los problemas de salud mental no son contagiosos, pero sí afectan a una buena parte de la población.

La OMS informó que más de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión, un trastorno que es la principal causa de discapacidad, y más de 260 millones tienen trastornos de ansiedad.

Padecer ansiedad o depresión es sumamente difícil. Ambos son monstruos que te consume día a día. Aparecen cuando menos lo esperas y hacer que se vayan, puede ser una tortura. Pero esto no es ninguna condena ni tampoco un castigo. 

Especialmente en un año en el que hay desesperanza y un gran agotamiento mental, se ha visto un creciente reconocimiento de la importancia de desarrollar la resiliencia mental. 

Se puede hacer mucho desarrollar la resiliencia mental y salir adelante, aún con algún trastorno. La sociedad debe aprender que no es algo contagioso, ni tampoco invalida a quien la padece. 

Es momento de frenar los tabús en torno a la salud mental. Dejar de ver los trastornos mentales como una debilidad y la terapia psicológica como un tratamiento «para locos». El primer paso está en dejar de avergonzarse y comenzar a hablar abiertamente sobre el tema.

No eres débil por pedir ayuda ni tampoco eres un fracaso por tener ansiedad, depresión o cualquier otra afección de salud mental. ¡Al contrario! Eres muy fuerte por afrontarlo todos los días, por seguir adelante a pesar de que cargas un enorme peso sobre tus hombros.

Quizá sientas que eres una carga para los demás o que no tienes remedio. Quizá te han hecho creer que estás exagerando o que no eres amada pero no es así. Quizá te sientas incomprendida pero hay muchas personas que están dispuestos a amarte por todo lo que eres y ayudarte a salir adelante.

Ni tu ansiedad ni tu depresión te definen

No eres solo «una persona ansiosa» ni tampoco estás «enferma» o «loca». Eres un ser humano, con defectos y virtudes que te hacen única. Esto es sólo una pequeña parte de ti y no tendría por qué definir cuánto vales o quién eres. Antes que un trastorno mental, eres una hija, una hermana, una amiga o una madre. Se amable contigo misma, has pasado por mucho.

¿Qué ganas pidiendo ayuda? ¡Mucho! 

Obtienes la capacidad de seguir adelante. En lugar de quedarte «atascada», aprendes a proceder. De pronto vuelves a ser más productiva eres capaz de ver todo el potencial que tienes para crear cosas hermosas.

Es posible que aún te sientas confundida y dudosa del siguiente paso pero poco a poco aprendes a poner las cosas en perspectiva y tomar la mejor decisión.

Levantarte se vuelve cada vez más fácil. Dejas de sentir vergüenza y aprendes a darte una nueva oportunidad cada vez que fallas.

Todos necesitamos ayuda de vez en cuando y es de valientes reconocerlo y buscarla.

La prevención comienza con reconocer y comprender los primeros signos y síntomas de advertencia de una enfermedad mental. Los padres y maestros deben estar más atentos al comportamiento de los niños, ayudarlos a desarrollar habilidades que los lleven a enfrentar los desafíos cotidianos en el hogar y en la escuela. Brindar apoyo psicosocial en las escuelas y otros entornos comunitarios debe de ser una prioridad y, por supuesto, se debe mejorar o ampliar la capacitación de los trabajadores de la salud para que puedan detectar y manejar los trastornos de salud mental.

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