Oculto, como los grandes misterios, se encontraba el ciervo de almizcle de Cachemira. Hacía 60 años que no se le veía y según las encuestas de Wildlife Conservation Society (WCS) se ha confirmado la presencia de la especie en las laderas del noreste de Afganistán.
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Lo curioso de este ciervo es que tiene colmillos que lo hacen ver como un vampiro. El ciervo de almizcle de Cachemira es una de siete especies similares que viven en Asia. Habitan principalmente en el Himalaya, el extremo norte de India, en Cachemira, Pakistan y al norte de Afganistán. La última vez que se le vio en Afganistán fue en 1948, cuando un equipo de investigación danés exploraba la región.
Esta especie se encuentra clasificada en la Lista Roja de la UICN como “En Peligro”, como sucede con muchas especies, la destrucción de su hábitat y la caza indiscriminada están acabando con ellos. Sus glándulas odoríferas, de donde se obtiene el almizcle para fabricar perfumes, son muy preciadas por los traficantes de fauna en el mercado negro llegando a cotizarse en 40.000 euros el kilo.
Como si tratasen de mantener su identidad secreta, el ciervo almizclero se esconde en lugares rocosos intercalados con praderas alpinas y arbustos densos. Los colmillos que le dan todo su atractivo son exclusivos del sexo masculino y los utilizan para competir con otros machos durante la época de celo.
Sin duda, dos de los patrimonios naturales más importantes de Afganistán son el ciervo almizclero de Cachemira y el leopardo de las nieves. El ciervo es uno de los tesoros vivos de Afganistán en palabras de Peter Zahler, Director Adjunto de Programas de Asia de WCS.
Da tristeza que no se pueda iniciar algún programa de conservación para esta especie de inmediato por la delicada situación que se vive en este país.