Ser hija de dos grandes exponentes de la música no debe ser nada fácil, y es que, la presión social por alcanzar su nivel de grandeza, mostrar su talento “heredado” y continuar con su legado, debe ser un gran peso, y así lo hizo saber Lucero Mijares, quien se sinceró sobre sus amistades y reveló que en algunos momentos llegó a sentirse “utilizada”.
En su nombre lleva dos de los nombres más destacados de la balada en México, “Lucero” y el apellido “Mijares”, que, fusionados, terminan dejando como resultado, la expectativa de ver su legado continuar a través de la voz de su joven hija de 20 años, quien a su corta edad ya se coloca como una de las promesas musicales más destacadas del país.
Pese a que posee uno de los nombres más fuertes de la industria, Lucero Mijares recientemente reveló las dificultades que ha enfrentado solo por su nombre, y es que, hace poco, la joven fue considerada como ‘nepobaby’, un apodo que se le atribuye a hijos de famosos, a quienes se les señala de tener “más oportunidades” gracias a sus familiares ‘poderosos’ a lo que ella misma respondió:
“Siento que hay hijos de artistas que han querido cantar o bailar y no por ser hijos de artistas son famosos, creo que también depende mucho de eso porque la gente, especialmente en México, aporta muchísimo y apoyan demasiado, pero luego sí son mala onda”.
También, explicó que si bien, es una ventaja poder tener ese “escalón”, no lo es todo, pues el público es exigente y el talento es un factor que influye: “Creo que está padre tener este escalón y creo que también depende mucho, lo diré modestamente, el talento de la persona”.
Lucero Mijares reveló sentirse “utilizada”
Luego de que a mediados, de junio, Lucero Mijares respondiera a quienes la llamaran ‘nepobaby’, la cantante continuó revelando cómo vivió el peso de ser hija de Lucero y Manuel Mijares, esta vez, confesando que tuvo amistades que estaban cerca de ella “por conveniencia”.
En una entrevista que Lucero Mijares ofreció a ‘Todo para la Mujer’, la joven estrella de la música, reveló que en la escuela, la invitaban a fiestas solo para que su padre pudiera cantar en dichos eventos: “Creo que no me pesan (los nombres), desde muy chiquita he aprendido a querer mucho mis nombres. En la escuela nada más te buscan por: ‘Oye, ¿tu papá puede cantar en mi boda?’ Por conveniencia…”
También reveló que si bien, ve su nombre como una oportunidad y no como una amenaza, la realidad de cargar con el peso de su linaje conlleva una gran responsabilidad, confesando:
“Luego también, a veces, puedes tener esta carga de tener el nombre de estos grandes artistas, en mi caso son dos nombres, entonces es tratar de ponerlos en alto y hacerlos más grandes de lo que ya son, creo que a veces implica mucho trabajo. Obviamente hacer tus cosas por tu parte, pero a mí la verdad es que, afortunadamente, me ha funcionado”.