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Actrices de ‘Chicas pesadas’ son llamadas “gordas” y es momento de entender que existen cuerpos diversos

La nueva cinta de 'Chicas pesadas' está desatando las críticas más crueles que señalan el cuerpo de sus protagonistas

La nueva película Chicas pesadas (Mean Girls) ha desatado una oleada de críticas no sólo por tratarse de una versión musical sino por sus protagonistas que no dejan de ser comparadas con las de la versión de 2004.

En cuanto a la parte de que tomó a todos por sorpresa de que es un musical, quizá fue porque la productora intentó ocultar a toda costa que se trata de una adaptación del musical de Broadway basada en la película de 2004, que a su vez está basada en el libro de Rosalind Wiseman “Queen Bees and Wannabes”. Hasta cierto punto puede entenderse que muchos se hayan decepcionado al estar en la sala de cine (y aún así, no hay que desestimar que se trata de una adaptación brillante que mantiene la escencia de la puesta en escena y del guión original de Tina Fey).

Ciertamente resulta inevitable hacer comparaciones cuando se nos presenta una “nueva versión” de una cinta tan icónica que ha pasado a ser parte de la cultura pop como Chicas pesadas (2004) pero no tiene que ser motivo para meterse con los cuerpos ajenos.

Internautas desatan tendencia avergonzando el cuerpo de las protagonistas de la cinta

En redes sociales ya se ha convertido en una tendencia viral expresar en forma de “humilde opinión” que las protagonistas están gordas, señalando especialmente a Angourie Rice (Cady Heron), Reneé Rapp (Regina George), Auliʻi Cravalho (Janis ‘Imi’ike), y Bebe Wood (Gretchen Wieners).

“Qué asco la nueva mean girls son todas gordas”; “El reboot de chicas pesadas es terrible. las nuevas Regina y Cady son gordas”; “Lo primero que pensé cuando vi el tráiler fue que las chicas pesadas ahora están más gordas, todas lo están”; “A Janis le cambiaron de raza y la engordaron. Solo porque si”; “La nueva Regina George ahora es gorda”; “Además de gordas las dos rubias no son ni un cuarto de lindas que las oiginales loco que casting de re mierda”, expresan en redes sociales.

En agosto de 2023, cuando comenzaron los promocionales de la cinta, Reneé Rapp quien interpreta a Regina George, expresó lo desafiante que fue la experiencia de protagonizar la versión de Broadway en 2019 y reveló que se enfrentó a desórdenes alimenticios.

La actriz, que en ese entonces tenía 18 años, contó a The Guardian que algunas personas que trabajaban en el musical la trataban mal, diciéndole “cosas viles” sobre su cuerpo. También dijo que sus padres estaban tan preocupados por ella que volaron a la Ciudad de Nueva York y trataron de convencerla de que dejara la producción.

Ella explicó: “Los trastornos alimentarios no desaparecen simplemente y uno se cura, como: ‘Lo siento, puedo comer de nuevo, ¡ja, ja!’ Hay batallas contra la adicción y lo que sea en todas partes”.

A pesar de haber superado sus problemas y que ahora es más fácil hablar de ello, Reneé aseguró que “todavía lucha con eso”. “ (...) Pero al menos mis padres saben que me sacaron de entornos que eran realmente dañinos para mi enfermedad, lo cual es increíble y una gran victoria. Se preocupan muchísimo, pero supongo que es porque es algo escalofriante”.

Es momento de entender que los tiempos han cambiado

El que la actriz haya pasado por esto e incluso hablar sobre lo mucho que la dañó, hace que sea aún más grave que la sociedad esté señalando su cuerpo. Es momento de entender que si bien nunca deberíamos hablar de los cuerpos ajenos, en 2004, cuando se estrenó la cinta con Lindsay Lohan (Cady), Rachel McAdams (Regina George), Lacey Chabert (Gretchen Wieners), Lizzy Caplan as Janis Ian y Amanda Seyfried (Karen Smith), los estándares de belleza exigían mujeres de cuerpos extremadamente delgados, especialmente si las actrices representarían a las adolescentes bonitas de la secundaria.

De hecho, en la historia, Gretchen Weaners siempre intentaban perder unos kilos de más y en otro momento, Cady Heron engaña a Regina (que también quería perder peso) para que comiera estas barras de “proteína” que hacen que termine enloquecida por ganar cinco libras. En una escena posterior a esto, una chica a la que solía llamar gorda aprovecha para señalar su “trasero gordo”. Si bien el punto de la cinta es ser una crítica a todos esos estándares, no es de extrañar que en esta versión Tina Fey haya hecho lo posible por romper lo más posible ciertos aspectos, poniendo a protagonistas no sólo de diferentes razas, etnias u orientación sexual sino de cuerpos diversos.

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