Colombia

El restaurante cartagenero donde los pescados al trópico no son como las flores a la primavera

Salón Tropical se aleja de los estereotipos de la comida de mar y de lo que se enmarca dentro del Caribe para crear su propio relato.

Restaurante Salón Tropical- Cartagena
Restaurante Salón Tropical- Cartagena (JONNY BAUTISTA/Cortesía)

Cuando se habla de comida de mar y Caribe, vienen en sucesión una serie de clichés relacionadas con pescados, ceviches, ostras y hasta la Sirenita. Eso sí, con mucho coco. Y así- aunque válido- se ha creado un imaginario sobre la comida de mar en lugares costeros que no sale de ese olor y visual característico que no presenta de otra manera los platos y bebidas.

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De todo esto es lo que se desliga Salón Tropical, que de Bogotá trasladó, de manera fresca, innovadora y deconstruyendo cada plato tradicional, toda su visión de lo caribeño a Cartagena, en pleno Getsemaní, el lugar más boyante de Cartagena en cuanto a arte, hospitalidad y propuestas gastronómicas.

Así, en onda de Bistró Caribeño, el mar y la tierra se unen para mostrar de otra manera la comida fresca, la comida a la parrilla y por supuesto, las bebidas que conforman ese imaginario que abarca desde Cartagena hasta las Antillas. Esto, de la mano del chef Andrius Didziulis, quien ha elaborado desde la complejidad del balance entre sabores, platos accesibles para compartir y para viajar en medio de todas sus presentaciones.

De esta manera, una Piña Colada ya no es esa malteada gigante (envuelta literalmente en una piña) con mucha leche y una gota de ron: está clarificada a su máximo esencial. Lo mismo pasa, por ejemplo, con su crudo de guayaba, que combina pescado más esta fruta en su estado más primaria,  sus gambas, así como  su Tiradito de Atún con vinagreta avellanada y semillas de mostaza encurtidos: cada una tiene en su medida el balance de crudo, de cocido y de mezclas de especias y salsas que hacen del restaurante especialista en este tipo de preparados, que van más allá de poner una pieza sin gracia y hacerla pasar por algo sofisticado.

En esta ocasión, como en toda la carta, la proteína y el elemento central tiene sentido con todo lo demás. Así, por ejemplo, su tuétano a la brasa, no se podría combinar tan sutil, pero tan certeramente con el pulpo y ese toque fuerte de la salsa macha para deleitarse en esa combinación de mar y tierra tan poderosos.

Ahora bien, en cuestión de brasa, hay variedad y exuberancia que aplica esta lógica: pulpo con salsa BBQ de tamarindo, róbalo (que para la noche va mejor acompañado), cerdo jugoso que se deshace, en medio de la piña o tiras de carne wagyu de una jugosidad impresionante.

Todo esto lo puede acompañar de cócteles de mezcal, de margaritas que son la especialidad de la casa ( no deje de probar la de tomate de árbol: por más controvertida que sea su fama, es una combinación interesante con un preparado fresco y contundente), su fuerte e inolvidable Negroni, o sus preparaciones con mezcal Ojo de Tigre. Asimismo, también puede acompañar cualquiera de los platos con mocktails o con un buen vino o un whisky. En una tarde calurosa, para ver sus obras de arte, o en una noche donde se complementa todo con un buen son cubano en vivo.

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¿Dónde queda? Cra 10 C # 28- 36, Cartagena.

Café San Alberto: el café más premiado de Colombia como espacio de ocio en Cartagena

La Plaza Santo Domingo, si bien ha sido refugio cultural por años de turistas para pasar una tarde de ocio y conversar o beber algo, jamás había tenido un lugar lo suficientemente espacioso y accesible para poder atraer al turista de manera regular y ordenada a que probase uno de los mejores cafés del país. Esto es lo que pasa con Café San Alberto, que tiene 42 premios en su haber y está manejado por la tercera generación de sus fundadores.

En un lugar donde se pueden probar todo tipo de preparados de la bebida y se puede leer o trabajar en su laptop mientras se ven las esculturas de Botero, se pueden probar las distintas experiencias que ofrece el cavé a nivel mundial y que se han trasladado a un portafolio que desde pandemia ya incluye hasta velas y exfoliantes.

De esta manera, un “tinto”, deja de ser solamente una bebida anodina para convertirse en el centro del ritual del filtrado, del oler los sabores y los acentos, así como sus diferentes tipos. Es por eso que cada sede se llama “Templo del Café”.

Esta narrativa, por supuesto,  se puede ver en sus tres rituales principales: su Catación Lenta Molecular, donde se exploran distintos tipos de preparados, así como un Bautizo con Maridaje de Mieles, para ver cómo estas combinaciones llegan a encajar con este producto colombiano, y también hay uno con rones prémium. Todos con precio en promedio de hasta 240 mil pesos.

Asimismo, si viene por una experiencia más sencilla, puede combinar el café más “sencillo”, fuerte o suave, según su gusto, con productos de pastelería, mientras escucha desde adentro el cotidiano discurrir de Cartagena y sus miles de historias.

¿Dónde queda? Carrera 3 # 35-18, Plaza Santo Domingo, Cartagena.

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