Colombia

El Salto del Tequendama: la historia oscura de un lugar que ha cobrado la vida de muchas personas

Con la reciente tragedia de las dos personas que se lanzaron en un carro rojo, se reviven las viejas historias de suicidios en el sitio.

Bogotanos en 'La Piedra del Suicida'

Dos personas fueron rescatadas de un vehículo que cayó al Salto del Tequendama. Esto, al parecer por un presunto suicidio. Gerardo Segura, su propietario, era su conductor y se presume que el hombre tenía depresión severa, aunque su familia lo desmintió en las últimas horas.

Es un caso, raro ya, y nuevo, de los muchos que tuvo el Salto del Tequendama durante años como un lugar donde la gente iba a quitarse la vida. Ya se registraban estos sucesos gracias a periodistas como el legendario Ximénez ( José Joaquín Jiménez), quien precisamente, al reportar un accidente similar, terminó muriendo muy joven de una enfermedad respiratoria producida por los vapores del Salto.

Ahora, desde los años 30, el Salto fue un lugar donde los bogotanos iban a suicidarse. Incluso, en la película ‘Roa’, que narra la suerte del asesino de Jorge Eliécer Gaitán, el magnicida va a quitarse su vida al mismo lugar. Claro, no lo logra, y no escapa de su trágica suerte (es linchado luego de presuntamente asesinar al caudillo).

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Los suicidios no cesaron, pero se recuperó el primer cadáver en 1941, tal y como rememoró el famoso cronista rojo y de Bogotá Felipe González Toledo, que acotaba para la fecha que para muchas personas, familiares de los suicidas, esto representaba un alivio económico en cuanto a los costos del entierro.

Esto, debido a la desaparición de los cadáveres, pero hasta ese año se pudo recuperar el primero.

Todo se debió a un pacto suicida de dos conductores de Taxis Rojos, que mostró que se podían recuperar los cuerpos, debido al esfuerzo colectivo del gremio de conductores. Se abogó por el segundo suicida y se le salvó de atentar contra su vida(intentó saltar seis veces). Al llegar hasta el fondo ya en colectiva expedición, Toledo narró que en el famoso ‘Lago de los Muertos’ se formaba un remolino y había un ‘olor a cadáver en su putrefacción’.

Encontraron fue el cadáver de otra suicida anterior al taxista, que fue rescatado en un noveno intento y se dieron cuenta de que por el impacto de la caída se rasgaba la ropa y se arrancaba de la piel. También había una herida mortal que sería la que lo mató.

Para ese mismo año, cuenta una crónica de El Tiempo, un agente de la Policía Nacional caminaba con su novia y de repente se lanzó ante un montón de turistas. Afortunadamente, detuvieron a su novia de hacer lo mismo. Otro joven, muy bien vestido, días antes (así lo contaron las crónicas de la época) también se lanzó sin ser detenido por la multitud.

A su vez, en los registros de Ximénez y Toledo se pueden ver casos de otras personas que no tenían atención en su salud mental y que viajaban incluso de otros lugares a suicidarse en el lugar.

Pero siguen los suicidios

Si bien se ha tratado de rescatar al lugar, ya ha quedado marcado: se siguen lanzando personas, aunque claro, cada vez menos que las que solían hacerlo desde los años 30 a los 60. Hay un lugar llamado ‘La piedra del suicida’, así como una placa conmemorativa y una virgen (la Virgen de los Suicidas). En los años 50 y 60 era común tener las ‘exclusivas’ de estos actos, que eran tan comunes, cada vez menos.

Y que por supuesto, son enclave de fenómenos paranormales: Howard Gutiérrez, por ejemplo, en ‘Conexión Enigma’, cuenta historias paranormales del lugar, con espíritus de suicidas y hasta la historia de un supuesto mundo intraterreno que conecta a Monserrate con el Salto, custodiado por los espíritus amigos de los indígenas e invisible para los conquistadores españoles por siglos, entre otras.

Si usted tiene problemas de salud mental y necesita ser atendido con urgencia, puede comunicarse en Bogotá a la línea 106 y su chat 300 754 8933 o a la línea Psicoactiva 01 8000 112 439.

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