Por: Carolina Palma Fuentealba. Fotos: Gonzalo Muñoz. Estilismo: María José Cabargas. Producción de moda: Paulina Prádenas. Pelo y maquillaje: Sole Donoso.
Son las ocho de la noche, y comenzamos la producción para esta edición Especial Tendencias. Valeria Ortega (30) llega después de grabar sus 3 programas en Vía X y conducir «Radar R&P», en radio Rock & Pop. No se ve cansada ni de mal humor. Al contrario. Es una de esas mujeres que nos gustan por ser luminosas, genuinas. Pese a que no está en televisión abierta, no le preocupa. Sabe que las tendencias se asocian más al Internet y a material alternativo que conoce muy bien. «Me gusta la exposición que tiene, la plataforma que significa. La televisión en el mundo ha tenido una crisis mundial, y la gente está eligiendo cómo ver material audiovisual».
No ha dejado de aparecer en los medios, tanto por su trabajo como por sus operaciones (se sacó las bolsas de Bichat y se perfiló la nariz), además del gran cambio físico que ha sufrido. Hace 2 años bajó 12 kilos, los que no ha vuelto a subir. Una talla 36 que le acomoda, y le permite mostrarse más energética aún.
En su Instagram @vale_ortega, que cuenta con 124K, no para de subir fotos. Aunque va a eventos todas las semanas, y mantiene relación con ciertas marcas, no le gusta ostentar. «Cuando siento que a alguien le puede interesar lo que muestro, no tiene nada de malo. Kim Kardashian es ostentación, mi nivel de ostentación es menor (ríe). La ciudad de Miami es como pura ostentación, me causa rechazo. Hay un barrio nuevo que se llama Wynwood que es super high, cool, más hipster, pero sólo eso. Prefiero Los Ángeles, incluso está adornado con otras cosas, las justificas», argumenta, dando a conocer su estilo, sus gustos.
Le cuento que vengo de una entrevista a una sicóloga que me dijo que la felicidad constante no existe, y que angustia más que libera. Inmediatamente toma parte en el tema; para ella, si queremos buscar el final del arcoiris para ser feliz, no lo seremos nunca. «Lo que estás viviendo tiene que hacerte feliz. Todos buscamos ese ideal, porque la sociedad te lleva a eso: debes estudiar, salir del colegio, terminar la universidad, pololear, casarte, tener hijos… Pero nada que ver».
¿Te mueve formar una familia?
En realidad, no quiero tener hijos. Mi hermana tiene una hija, mi sobrina es lo máximo, pero la he visto desde su embarazo hasta ahora, y no lo entiendo. Obviamente la ama, pero a veces nos tomamos un pisco sour y, con un poquito, me dice entre dientes «no tengas hijos» (ríe). Es que es heavy. Es una forma de vida muy ligada a una época que no comulgo con ella.
¿Y qué te pasa cuando ves a tus compañeras de colegio que son mamás?
Es que estudié en 4 colegios distintos. Mis papás se separaron, me metieron a un colegio público, después a uno particular subvencionado, después a otro en Enseñanza Media, aunque siempre me saqué buenas notas; salí con promedio 6.7. Soy obsesiva con ese tema. Entonces, no tengo «mis amigas del colegio». Tengo amigos de la vida…
No tienes ese tipo de presión…
No, quizás la propia familia, pero cada vez menos. Si me voy a Los Ángeles, no iría con compañeros de colegio, de ninguna manera. Los tengo en Facebook (ríe). No hay posibilidad alguna que los llame para juntarme.
Muchos sólo tienen amigos de colegio, de la universidad, y se pierden a los amigos que se van conociendo en otras esferas…
Sí, yo tengo muchos amigos de la vida, de viajes, de pega. En televisión tengo amigos de «behind the scenes». A los 21 años decía que no quería seguir haciendo amigos porque ya los tenía, pero después te das cuenta que no es así. Ahora, con 30, tengo menos amigos, porque no me quedo con eso del «hay» que tenerlos. Uno tiene que estar con gente que te aporta y que tú les aportes a ellos.
¿Más de amigos que amigas?
Sí, más de amigos. Quizás tiene que ver con que soy práctica. Y con las amigas que tengo compartimos el mismo estilo de humor, de gustos, algo más profundo, espiritual. Cuando nos juntamos solucionamos todos los problemas, hablamos de lo bacanes que somos, de lo mucho que hemos crecido, de lo maduras que estamos y todas las cosas bacanes que merecemos en la vida. Al final, uno filtra amigos.
¿Estás pololeando?
No. Ando de Millennial por la vida: fluyo. Si la cosa se da, entonces que se dé. Si no, bueno, no.
¿Pero te gusta estar en pareja?
Hace 4 años que no estoy en pareja. La verdad es que no sabría decirte si me gusta o no, porque se me olvidó un poco (ríe).
«Me gusta andar desnuda»
¿Extrañas la televisión?
No. Es que la televisión abierta se rehúsa a cambiar, creen que pueden seguir igual. Pero el mundo avanza muy rápido. La televisión digital es una realidad. En Facebook Live de Vía X he entrevistado a infinitos youtubers, y las cosas van hacia allá hace mucho rato. Si fuera por buscar fama, en Internet encuentras personas que son mucho más famosos que cualquier persona de la televisión.
Claro, aunque los que ven YouTube son menores de 30 años, en su mayoría.
¡Pero ese rango etario es el 70% de la población del mundo! Es demasiada gente. En 2013 fui a Argentina a grabar; me encontré con un par de pendejas y les pregunté qué sabían de Chile. Me respondieron: «¡Hola, Soy Germán!». En llamas. Como si fuera Justin Bieber.
¿Nos deberíamos subir a esa plataforma?
Depende, si no eres de los medios no es necesario. A mi hermana dentista no le importa nada. Pero nosotros, la gente de los medios, sí. Los adultos lo verán en la medida que necesiten ciertos temas.
Hace poco hiciste un desnudo muy comentado. Y has confesado que te gusta andar así…
Ay, no entiendo por qué a la gente le gusta andar con ropa. Me gusta andar desnuda. Ando vestida en la calle sólo por miedo a las violaciones (bromea).
Bueno, es también porque te sientes cómoda con tu cuerpo.
No tengo ningún atado con mi cuerpo. Cuando me propusieron hacer ese desnudo lo primero que pensé fue «no». Después me cuestioné por qué decir «no» inmediatamente. Qué terrible que sea un acto reflejo decir «no». Obviamente acepté.
¿No te detuvieron las posibles críticas a tu cuerpo o que tus papás sintieran pudor?
No. A mis papás les conté el día que salió, para que no se asustaran. Mi mamá te mueres, me dijo «qué ganas de sentirme así, libre y sin prejuicios a tu edad». A esas cosas hay que darles el peso que merecen. No quedarte pegada con todo.
¿Qué pasó con ese dron que espiaba por la ventana de tu departamento?
No creo que haya sido a mí. Es alguien que se compró el dron y lo estaba probando. Después cachó a una mina en calzones no más. Más encima estaba viendo un documental en Netflix que se trataba de espionaje, así es que me quería matar. Después pensé qué van a hacer con eso…, nada. Entiendo las cámaras de vigilancia como drones, pero me parece preocupante que cualquiera se compre un dron y quiera espiar a alguien. Es como abrir una puerta para que hagan otras cosas.
Bajaste 12 kilos, y todos vimos el cambio. ¡Repítenos la dieta!
No es una dieta détox, sino más bien un estilo de vida. Es la medicina ortomolecular. Funciona porque cambia tu forma de comer, de pensar qué te metes a la boca. Te mueres, te cambia los hábitos. Es una dieta personalizada, te miden cada centímetro, te hacen exámenes de sangre para saber qué te falta, analizan los metales pesados que tienes en la sangre…
¿Y no volviste a subir?
No. Eliminé hartas cosas como el azúcar, muchos carbohidratos. Como un poco de arroz, depende de cómo esté cocinado, un poco de quínoa también. La gente no tiene idea de cuánto es lo saludable. Creen que hay que repetirse el plato. Yo lo hago, pero dos platos de verduras.
¿Sigues tomando alcohol?
El alcohol me dejó a mí (ríe). Soy fanática del vino, pero un día me sentí muy mal al día siguiente. Me pasó lo mismo con el cigarro hace 9 años, que lo dejé porque no podía creer el olor con que despertaba. Me dio tanto asco que no fume más. Para mí es causal de despido, cuando estoy conociendo a un chiquillo, el que fume. A menos que sea un rockero fantástico que le quede el cigarro. Con el alcohol me está pasando lo mismo. No me llama la atención.
¿Y una copita de vino?
Poco… La última vez fue antes de Año Nuevo.
Mucho tiempo. Dinos la verdad, ¿la vida se vuelve un poquito más fome?
Me gusta vivir así porque estoy consciente, le puedo sacar más provecho a la vida. No sé cómo explicarlo, pero logras captar lo que pasa a tu alrededor, estás más consciente de las oportunidades, más alerta. Además hago harto deporte. Es un círculo vicioso y virtuoso. Dejas de tomar una noche y en la mañana estás bien, puedes ir al gimnasio, correr, estoy energética todo el día. En la noche me da sueño, como debe ser. Hubo épocas en que todos los días debía tomarme un paracetamol. ¡Eso no es normal!
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