Ya sea que se hayan separado recientemente o lleven varios años, las exparejas deben reconocer la importancia de cumplir con su acuerdo de crianza. Sin embargo, aún cuando muchas llegan a estos acuerdos tras enfrentarse en un tribunal y aparentan que seguirán las normas, pueden surgir trampas que interfieran con el plan de crianza compartida.
Algunas veces incluso se rompen las reglas con violencia, algo que muchas veces queda en la impunidad.
A muchas madres y padres se les niega el derecho de ver a sus hijos, algunos son amenazados y otros caen en acciones más violentas como el desaparecer con todo y los hijos para evitar que el otro tenga contacto con ellos.
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Ésta es una situación que ha sucedido por años y que finalmente está obteniendo la atención que se requiere.
De acuerdo con Amnistía Internacional, la violencia vicaria es una forma de violencia de género por la cual los hijos e hijas son instrumentalizados como objeto para maltratar y ocasionar dolor a sus madres.
La Ciudad de México es la entidad que concentra más casos de violencia vicaria y recientemente en noviembre, fue reconocida por la legislación capitalina, tras la aprobación de la reforma a la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia con 44 votos a favor y ninguno en contra en el Congreso capitalino.
El decreto fue publicado en una edición Bis en la Gaceta Oficial de este 12 de diciembre, y entró en vigor el 13 de diciembre.
Poco a poco más congresos estatales están escuchando a grupos de mujeres y madres que exigen protección ante la violencia vicaria. Apenas el 2 de diciembre, tras un año de permanecer estancada y gracias a la presión ejercida por colectivos feministas, el gobierno de Morelos dio luz verde a que suceda lo mismo que en la CDMX.
La adición a la fracción X al artículo 6 de la Ley indica que la violencia vicaria es la acción u omisión cometida por quien tenga o haya tenido una relación de matrimonio, concubinato o haya mantenido una relación de hecho o de cualquier otro tipo, por sí o por interpósita persona, que provoque la separación de la madre con sus hijas e hijos o persona vinculada significativamente a la mujer.
Esto a través de la “retención, sustracción, ocultamiento, maltrato, amenaza, puesta en peligro o promoviendo mecanismos jurídicos y no jurídicos que retrasen, obstaculicen, limiten e impidan la convivencia, para manipular, controlar a la mujer o dañar el vínculo afectivo, que ocasionen o puedan ocasionar un daño psicoemocional, físico, patrimonial o de cualquier otro tipo, así como desencadenar en el feminicidio u homicidio de las hijas e hijos perpetrados por su progenitor”.
México aún tiene un largo camino que recorrer para reconocer este tipo de violencia en otros estados. Activistas y Colectivos de mujeres en Veracruz ahora está exigiendo que se cree una ley para erradicar la violencia vicaría que sufren las mujeres ya que los casos han incrementado y no hay quien las proteja.