En Crónicas del Domingo, de TVN, un reportaje reveló detalles de la vida de Johanna Hernández en la Cárcel de Mujeres de San Joaquín, en Santiago, en donde cumple condena por el crimen del profesor Nibaldo Villegas en Villa Alemana.
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La mujer lleva dos de los 40 años como mínimo que debe cumplir por el asesinato de su marido. De acuerdo con lo expuesto en el trabajo periodístico, Hernández está en la custodia directa, una sección apartada del resto de la población penal en donde también se encuentran cinco internas más, involucradas en casos de connotación pública como Jeanette Hernández, madre de los hermanos Rojo, y María del Pilar Pérez, también conocida como «La Quintrala».
«La sección de custodia directa es una de las doce dentro del centro, que tenemos internas con connotación pública que se han llegado por distintos delitos a través de la prensa que se han dado a conocer y para su resguardo físico se optó por tener esta sección aparte«, explicó la Alcaide del C.P.F de Santiago, Lucía Vega.
El vínculo entre Johanna Hernández y Natalia Guerra
En el reportaje, señalaron que Johanna Hernández estableció un cercano vínculo con Natalia Guerra, quien fue parte de la secta de Colliguay. La mujer fue condenada a 5 años de presidio menor en su grado máximo por el delito de parricidio. En mayo de este año, recibió libertad condicional.
Guerra era madre del recién nacido asesinado por Ramón Castillo Gaete, también conocido como Antares de la Luz. El sujeto quemó al menor de cinco días en medio de un ritual previo al supuesto fin del mundo del 21 de diciembre del 2012.
Consultada por su relación con Natalia Guerra, Johanna Hernández comentó: «Fue mi compañera. Fue mi amiga. Compartíamos, almorzábamos, comíamos juntas. Era una buena persona, pero no voy a hablar de Natalia«.
El profesor de criminología de la Universidad de Chile, Patricio Rojas, explica: «El compartir cotidiano las llevan a entablar relaciones interpersonales que, como tales, son subjetivas. Puede tener que ver cierto tipo de vinculaciones que hagan respecto a sus posiciones valorativas sobre ciertos temas: la violencia, la justificación de sus actos. Y, por regla general, la mayoría de los condenados es un poco distante de asumir su responsabilidad en los hechos por los cuales fueron condenados«.