El propósito de la vida de todos podría resumirse en un sólo concepto: La felicidad. El constate deseo de ser feliz es el motor de nuestra vida, nos hace crear lazos, descubrir nuevos lugares y tener nuevas experiencias, pero también puede convertirse en una ardua carrera cuya meta parece alejarse cada vez que nos acercamos.
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La mayoría de las personas dirán que para ser feliz hay que trabajar por ello, hay que desearlo y luchar por ese fin, sin embargo la ciencia opina lo contrario. Un estudio reciente de la Universidad de California demostró que la búsqueda constante de la felicidad puede llevar a sentimientos de soledad, fracaso y estrés .
Para el estudio, se aplicó un cuestionario en el cual los participantes rankeaban las siguientes afirmaciones:
- Qué tan feliz soy en todo momento dice mucho sobre qué tanto vale la pena mi vida.
- Para tener una vida significativa, necesito sentirme feliz todo el tiempo.
- Valoro las cosas en mi vida dependiendo de la influencia que tienen en mi vida.
Como resultado se descubrió que quienes le daban puntuaciones más altas a estas afirmaciones, también se sentían menos conformes con su vida actual. Una de las explicaciones es que al ver la felicidad como un fin hace que las personas se concentren más en si mismas en lugar de apreciar el presente.

Para contraarrestar este efecto se recomienda no pensar en la felicidad como una meta a largo plazo y concentrarse en disfrutar las cosas que le hacen feliz en el presente, de esta manera no se provoca el estrés que causa el perseguir algo que quizá nunca llegue.
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