Todo empieza con un grupo llama ‘Chamula Power’
Ellos supuestamente se dedican a los negocios ilícitos en Chiapas, y la nueva tendencia que han impuesto es el ‘Etnoporno’. Tristemente es algo que está rondando en las computadoras de varios y se basa en la exhibición de mujeres indígenas de todas las edades teniendo relaciones sexuales.
Al parecer dentro del mercado negro del sur del país hay una compilación llamada «Inditas calientes II». Este grupo se dedica a la venta de drogas con el permiso del criminal Los Zetas hasta la piratería y la producción de videos para adultos. En éstos hay desde grabaciones en donde turistas acosan niños en la vía pública y pornografía infantil.
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Fue Martha Figueroa quien dio con estos videos
Martha Figueroa es una activista feminista que dio con estos videos y una luchadora por impulsar la Alerta de Género en su estado. Ella vio que en San Cristóbal de las Casas estaban vendiendo videos con títulos como: «Indias calientes», «Indias en el monte», «Chamula XXX» y más.
En estos videos se veía a mujeres intentando cubrir su rostro mientras que las obligaban a mirar a la cámara. Jóvenes, adolescentes, señoras, mujeres de la tercera edad aparecen en dichos filmes.
Algunas no saben que están siendo grabadas, otras están alcoholizadas, o son violadas ferozmente enfrente de las cámaras.
«Por los títulos y la vestimenta de las mujeres, es obvio que se trata de indígenas de los municipios más pobres de Chiapas: Chamula, Zinacantán, Chiapa de Corzo. Y el hecho de que los discos se vendan en San Cristóbal, donde hay una gran población extranjera y con dinero, te da a pensar que se trata de un mercado sexual donde las más vulnerables son carne de cañón para los más ricos del estado», explicó Martha Figueroa.
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Están intentando poner un alto
Junto a un grupo de mujeres llamado Grupo de Mujeres de San Cristóbal de las Casas ha conseguido recolectar al menos seis DVD con estos contenidos. Patricia Chandomí, académica de la Universidad Autónoma de Chiapas y especialista en violencia de género, ha acuñado a estos videos con el nombre de «etnoporno».
«En muchos casos, los que compran este tipo de pornografía lo hacen porque les causa fascinación o morbo una persona indígena. Quieren ver cómo tienen relaciones sexuales, cómo son sexualmente. O, en los casos más extremos, quieren ver cómo se ejerce la dominación a un grupo de por sí ya oprimido históricamente».