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Todas somos Bridget Jones

La figura de Bridget Jones encarna la vida de todas las mujeres que buscan y sufren por su desafortunada vida amorosa. Pero, ¿los hombres serán los únicos culpables de nuestras tragedias?

Abre la puerta y ve a la amante. Lo sospechaba, pero nunca creyó que su soñado novio, el sueño de toda mujer, el guapo hombre que le prometió amor y la hizo ser feliz podía decepcionarla de tal forma. Además, con una mujer más alta, bonita y flaca, es decir, la humillación total.

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Abandona el lugar, llora, bebe hasta decir basta, reacciona y ve el futuro desde otra perspectiva. Debe hacer un cambio radical, olvidar al desgraciado que la hizo sufrir, se preocupa de sí misma, renuncia a su trabajo, se venga del infiel , empieza una nueva vida y conoce al “Mark Darcy” que todas queremos.

La historia de Bridget Jones no es sólo un éxito de taquilla y de venta de libros, es la realidad que enfrentamos las mujeres que soñamos desde los cinco años con el hombre perfecto, concepto alimentado también por las películas de Disney, los cuentos que nos leían nuestras mamás y las teleseries de la tarde.

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Pero, ya desde la adolescencia, nos dábamos cuenta de que la situación distaba mucho de la realidad. No es por poner a todos en el mismo saco, porque siempre hay una excepción para la regla, pero ¿quién no ha sufrido por culpa de un hombre? ¿Quién no se ha sentido fea y poco valorada por culpa de un hombre? ¿A quién no le ha gustado el hombre menos indicado o el más infiel? ¿Quién no ha buscado desesperadamente el amor cuando lo tenías al lado de tu casa?

Puedo asegurar que todas las mujeres han sido desafortunadas en el amor, que todas nos hemos emborrachado por culpa de un mal hombre, que varias hemos hecho el soberano ridículo para impresionar a un galán y todas hemos “gritado” canciones románticas como “All by myself” cuando estamos solas en el departamento al lado de un helado o de una botella de vino.

En fin, ser mujer no es fácil y encontrar un buen hombre que nos acompañe el resto de la vida es más complicado porque aún existen mujeres que tienen la esperanza de encontrar un príncipe azul que, con suerte, tiene alguna prenda de ese color.

Y ahí estás, esperando, sigues esperando, decides bajar tus expectativas y terminas enamorada de un mujeriego o de un desquiciado. Y ahí empieza de nuevo el círculo vicioso, ves “Atracción Fatal” o “Mujer Bonita” por enésima vez y cantas “All by myself”… otra vez sola.

¿Y qué podemos decir de nuestra apariencia? Toda nuestra existencia ha estado basada en que tu vida amorosa va a depender en cómo luces, como te paras frente a la sociedad, lo que nos hace sentir inseguras y hacemos el ridículo tratando de ser lo que no somos.

Ya sea usando los calzones de la abuelita para dar una impresión de abdomen plano, innovar en el peinado con resultados nefastos o seducir a tu hombre porque “metiste la pata” o usas vestidos que no son tu estilo -o terminas toda mojada por culpa de un auto que iba pasando- y, aunque nos cause risa, debería también ser una lección para aprender a aceptarnos y querernos más, sin depender de la opinión de cualquier hombre o la pareja de turno. Por muy “Mark Darcy” o “Daniel Cleaver” que sea.

Por eso, el sólo hecho de oír a Darcy diciendo “me gustas tal como eres” a Bridget,  no sólo cautivó a quienes estábamos pegadas al televisor viendo la película, sino que también nos causó sorpresa y admiración por aquellos hombres que no nos quieren cambiar nada y que nos aman a pesar de todas las neurosis y estupideces que hacemos (de vez en cuando).

Más allá de las escenas románticas y cómicas, la figura de Bridget nos recuerda que el amor no debe ser una tortura.

Es cierto que podemos encontrar varios “innombrables” en el camino que nos pueden hacer caer en el abismo más profundo, pero siempre -o tengo la esperanza- de que hay por ahí un hombre como Mark Darcy que nos haga reaccionar para apreciar que nosotras somos perfectas…en nuestro particular estilo.

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