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Sí a las mamás trabajadoras, no a las supermamás

Los hijos de mujeres que trabajan fuera de casa tienen más beneficios al crecer. Pero ojo. No te conviertas en supermamá.

Son muchas las mujeres que se ven obligadas a elegir entre su carrera y el cuidado de los hijos de tiempo completo. A propósito, un estudio realizado en Harvad encontró que los hijos de madres trabajadoras gozan de más ventajas a la larga.

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La investigación se llevó a cabo en la Escuela de Negocios de Harvard y los resultados fueron publicados por The Washington Post.

Se descubrió que las hijas de mamás que trabajan, al crecer, son más aptas para asumir roles de mando en empresas, y que suelen ganar más que quienes fueron criadas por madres “tradicionales”, que se quedaban en casa.

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También se descubrió que los hijos varones de madres trabajadoras tienden más a contribuir con las labores del hogar, que son más cooperativos al volverse adultos.

El estudio examinó datos de 50 mil personas en 24 países y formó parte de un sondeo internacional sobre género y actitudes.

Kathleen McGinn, profesora en Harvard que ayudó a conducir la investigación, comenta:

Los niños se benefician al saber que existen alternativas, que pueden decidir lo que quieren hacer con sus vidas. Hay beneficios en tener una mamá fuera de casa, con un empleo de tiempo completo. Hay beneficios en tener un papá que prepara la cena. El beneficio de una mamá que trabaja tiene que ver con esta exposición a los modelos no tradicionales en cuanto a roles de género.

Seguro que esos beneficios serán palpables. Sin embargo, todavía nos enfrentamos al problema de las mujeres que, además de trabajar, terminan encargándose ellas solas de los hijos.

Di no al concepto “supermamá”

A estas alturas, la mayoría de las madres sigue sin exigir a sus parejas que se involucren de lleno en la crianza, en proporciones justas.

Uno de los resultados más frecuentes: supermamás. Mujeres que, además de mantener la casa en orden y de cuidar a los hijos, trabajan en una oficina, tienen una carrera exitosa, mantienen la línea, se esfuerzan por seguir siendo atractivas y guapas, amantes memorables y esposas comprensivas.

Quién sabe qué tan felices sean, eso sí. Quién sabe qué tantas ganas tengan de tomarse una copa el viernes por la noche, de realizar fantasías sexuales, de ir al cine o cenar un par de veces por semana. Porque para hacer todo lo anterior se necesita haber dormido, y no quedará mucho tiempo para eso.

Entonces, ¿no sería mejor distribuir las tareas en general: la obtención de dinero, el cuidado de la casa, la crianza? ¿No tendría que ser la distribución anterior un requisito inamovible para tener hijos?

El concepto “supermamá” atenta contra la libertad de las mujeres, aunque surja de las buenas intenciones.

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