Las embarcaciones militares y civiles están todo el tiempo lanzando señales de sonar para monitorear la presencia de submarinos o encontrar grandes cardúmenes en el caso de los pesqueros. El gran problema de esta práctica es que afecta negativamente a las ballenas cundo les rebotan estas ondas sonoras. Así lo afirmó una investigación de biólogos marinos publicada en los medios “Biology Letters” y “Proceedings of the Royal Society B”.
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Los biólogos del Instituto Oceánico de Escocia realizaron un seguimiento durante años a las ballenas azules y ballenatos Cuvier y confirmaron que los impulsos sonoros interfieren en la búsqueda de comida de las ballenas. Estos grandes mamíferos extrañamente pueden hasta abandonar lugares llenos de comida y en el peor de los casos terminan varadas en las playas donde no es difícil que encuentren la muerte.
Cuando los ballentos de Cuvier percibían la señal dejaban de buscar comida durante un largo periodo de tiempo y además dejaron de sacar sus colas a la superficie. Los científicos creen que esto lo hacían con el fin de sentir mejor las vibraciones y “mandar una respuesta”.
En el caso de las ballenas azules los especímenes monitoriados ingieren mucho menos alimentos en el periodo de las pruebas sonoras.
“Antes de los sonidos establecimos una cantidad de plancton ingerido de 19 kilogramos por minuto. Después de que se expuso al animal al sonar, interrumpió su búsqueda de alimentos durante 62 minutos. Eso conllevó una pérdida de más de una tonelada de plancton durante dicho comportamiento de respuesta”, señalaba una parte de la investigación.
Para reconocer las vibraciones de los barcos los expertos insertaron en las ballenas estudiadas un aparato medidor que registraba el nivel del sonido y profundidad a la que se encontraba. También sometieron a las ballenas a distintas ondas de sonar hechas por ellos mismos para ver como reaccionaban.
La conclusión del estudio postula que a mayor cantidad de estos sonidos submarinos, las ballenas más se mueven y menos comen, lo que lógicamente las deja más débiles y fuera de forma para enfrentar las fuertes corrientes submarinas con lo que es más fácil que terminen varadas.
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Fuente: Prueban que sonar de barcos perturba a ballenas que buscan su alimento (Emol)
