En un día como hoy, pero de 1990, la Organización Mundial de la Salud eliminó de sus listas de enfermedades mentales a la homosexualidad. Aunque parezca increíble que hasta hace 22 años se tratara a la homosexualidad como una patología, lo cierto es que hasta el día de hoy hay quienes tratan a las personas con diferentes preferencias sexuales como si sí tuvieran algún tipo de enfermedad contagiosa.
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Los crímenes homofóbicos, el bullying y el rechazo constante de la sociedad, son algunos de los problemas con los que se tienen que enfrentar las personas de la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgéneros (LGBT). Y esto tiene que parar.
Hace no mucho nos tocó escuchar del caso de Daniel Zamudio, quien fue atacado por un grupo de neonazis en Chile, y este es solo uno de muchísimos casos que no llegan a los noticieros internacionales y que están relacionados con la intolerancia y rechazo hacia los homosexuales.
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La Organización de las Naciones Unidas en México dio a conocer el resultado de una reciente encuesta de bullying homofóbico y afirma que el 85% de los homosexuales prefieren no hacer pública su preferencia sexual por miedo a sufrir discriminación por parte de su familia, primordialmente.
En lo personal nunca he entendido por qué todo el alboroto de juzgar a alguien por sus preferencias sexuales. Creo que el amor viene de en todos los colores, sabores y géneros. Creo que el amor prevalece y que los prejuicios son dignos de tiempos medievales. Espero que en un futuro (no muy lejano) miremos hacia atrás a estos años cruciales para temas como el aborto y la homosexualidad y nos preguntemos por qué nos tardamos tanto en abrir los ojos.