Los beta-bloqueadores, como el propranolol, bloquean los efectos de la adrenalina: reducen la taquicardia, temblores y sudoración.
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Aunque no actúan sobre los pensamientos o miedos, ayudan a que el cuerpo no responda con explosión cuando el escenario llama.

De tratamiento cardíaco a “truco para nervios”
Originalmente concebidos para hipertensión, arritmias y enfermedades cardíacas, los beta-bloqueadores ahora se adaptan para calmar reacciones físicas en momentos de ansiedad situacional.
Este uso no está oficialmente aprobado para la ansiedad general, sino que se considera “off-label”, es decir, una aplicación fuera de su indicación original.

Crecimiento histórico: cifras que sorprenden
Entre 2003 y 2018, las nuevas prescripciones de beta-bloqueadores para casos de ansiedad aumentaron notablemente, especialmente entre jóvenes adultos.
En el Reino Unido, este crecimiento duplicó su frecuencia, aunque las guías oficiales de ansiedad no los recomiendan.
Celebridades: confesiones que normalizan
Katy Perry, Robert Downey Jr. y Khloé Kardashian han admitido públicamente que recurren a estos medicamentos antes de entrar en escena.
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Ese “secreto de camerino” ha viralizado la práctica, haciéndola parecer un ritual glamoroso más que un acto médico.

Advertencia médica: calma que puede convertirse en riesgo
A pesar de su fama, los beta-bloqueadores no tratan la causa de la ansiedad. No abordan esas voces internas que nos despiertan.
Además, pueden provocar efectos secundarios como mareos, presión arterial baja, alteración del ritmo cardíaco y hasta riesgos en sobredosis.
En un mundo donde parecer fuerte se vuelve obligación, los cuerpos nerviosos encuentran refugio químico: estrellas que ríen, aplauden, se muestran invencibles, pero llevan un pulso acelerado que solo ellos conocen. Porque incluso quien brilla bajo los reflectores, siente temblar por dentro.
Pero este “truco de backstage” no debe ser modelo para todos: respirar hondo, buscar acompañamiento, fortalecer la relación con nuestras emociones y no depender de una pastilla para taparlas es más humano y más real. Y ese brillo, el que surge desde dentro, es el que no se refleja en espejos ni flashes.