Mes a mes, millones de mujeres y personas menstruantes se enfrentan al reto de mantener el ritmo laboral mientras atraviesan molestias físicas y emocionales que afectan su bienestar, derivados de un proceso tan natural pero aún tabú como lo es la menstruación . En muchos espacios de trabajo, el dolor menstrual sigue siendo un tema silenciado, minimizado o completamente ignorado. Esta omisión no sólo impacta la salud de quienes lo viven, sino que también se traduce en menor productividad, ausencias recurrentes y una falta de respuestas reales por parte de las empresas.
“Hablar de menstruación en el trabajo no es común, pero es urgente”, señaló Laura Manzo, directora de Dalia News+Media, durante un encuentro en Dalia Empower, haciendo referencia a que México es un país donde 24 millones de mujeres integran la fuerza laboral, ignorar este tema significa desconocer una realidad biológica que afecta mes con mes la capacidad física y emocional de millones.

“Uno de los temas que casi no se había abordado es cómo la menstruación impacta la productividad laboral. Las mujeres sabemos lo difícil que puede ser lidiar con cólicos y malestares durante esos días, pero es un tema que ha sido visto como algo privado, un asunto exclusivamente de la vida personal de las mujeres, no de su vida laboral”.
La especialista respaldó lo dicho con un informe realizado por Dalia Empower y Plenna, en alianza con Essity, en el que se muestra que sólo el 5% de las empresas en México cuenta con políticas relacionadas con las molestias menstruales, como horarios flexibles, trabajo remoto o licencias menstruales. La ausencia de estas medidas no sólo perpetúa el estigma, sino que tiene un impacto directo en la productividad: el 91% de las mujeres encuestadas afirma que su desempeño laboral disminuye durante su periodo y el 45% ha tenido que ausentarse por malestares asociados a la menstruación.

Uno de los datos más reveladores del informe es que aquellas que laboran en empresas con políticas menstruales faltan en promedio 7.5 días al año, mientras que quienes no cuentan con estas medidas reportan ausencias de 8.5 días. Aunque parece una diferencia mínima, representa un turno laboral completo que podría evitarse con ajustes razonables. Aun así, el 56% de las mujeres prefiere no mencionar que su ausencia se debe a la menstruación, por temor a represalias laborales o estigmatización.
“El género menstrual es un tema de derechos humanos. Tiene que ver con la igualdad de género, la salud, la educación, y la participación de las mujeres en la comunidad”, agregó Manzo.
Por su parte, Ana Alicia Osorio, reportera en Dalia Empower, sentenció que el mayor reto es reconocer que estas molestias, aunque comunes, no son uniformes: “Los síntomas menstruales son difíciles de medir, varían en intensidad y muchas veces se desestiman, incluso por personal médico. Eso contribuye a que no se generen políticas claras ni se reconozca su impacto real”.

El informe también revela que el 29% de las mujeres ha sufrido consecuencias negativas como despidos, negación de aumentos salariales o discriminación por razones vinculadas con su ciclo menstrual. Una situación que no sólo perpetúa la desigualdad, sino que también atenta contra el talento, la motivación y el compromiso de las colaboradoras.
Mariana León, Senior Marketing Lead en Plenna, destacó que el 81% de las encuestadas sufre cólicos incapacitantes, seguidos de síntomas como cansancio, irritabilidad, dolor de cabeza y espalda. Para muchas, recurrir a automedicación o remedios caseros es la única opción, mientras que el descanso se convierte en un lujo inaccesible. “Habemos 24 millones de mujeres en la fuerza laboral del país y la gran mayoría pasan y pasarán por cambios hormonales que afecten su vida, tanto personal como profesional. Sin embargo, todas estas molestias, estos cambios hormonales han sido muy desestimados y muy invisibilizados a lo largo de la historia

Sin políticas laborales que reconozcan la menstruación como un factor que influye en la vida profesional, la competitividad empresarial también se ve afectada. Ignorarlo es perder productividad, talento y bienestar.
Las especialistas coincidieron en que este no es un tema de privilegios, sino de derechos humanos, salud y equidad laboral. Como señaló Laura Manzo, “en tanto la menstruación siga siendo un tema tabú sin política, también las empresas van a seguir perdiendo más horas en tanto no vean este problema”. Es fundamental que se dopten políticas inclusivas y comprensivas en torno a la menstruación. Para lograr un cambio real, es necesario que los líderes empáticos impulsen estas iniciativas y adecuen las cargas de trabajo a las necesidades naturales de las trabajadoras.

