¿Existe una fórmula para ser un mejor compañero en la vida adulta? La ciencia apunta hacia una respuesta inesperada: crecer junto a una hermana.
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Según un estudio de la Universidad de Ulster, liderado por el profesor Tony Cassidy, los jóvenes que conviven con hermanas durante la infancia tienden a desarrollar mayor positividad, sociabilidad y equilibrio emocional.
El análisis se centró en la salud mental de 571 personas de entre 17 y 25 años, donde se comprobó que las hermanas fomentan la comunicación y cohesión familiar, elementos clave para el bienestar emocional a lo largo de la vida.
Menos competencia y más empatía
Por su parte, la Universidad de Okayama, bajo la dirección de la profesora Hiroko Okudaira, investigó cómo influye la presencia de hermanas en el comportamiento masculino frente a la competencia.
En actividades como laberintos y pruebas matemáticas, se observó que los hombres con hermanas preferían evitar la competencia y optaban por estrategias más colaborativas, lo que sugiere un impacto directo en su estilo de relación afectiva: más empatía, menos necesidad de dominar, y mayor capacidad para compartir emocionalmente.
Hombres que saben amar mejor
Estos hombres, además, tienden a estar más familiarizados con las necesidades emocionales femeninas, no temen mostrar afecto ni hablar de sus emociones, y poseen una mayor responsabilidad afectiva.
Crecer con una hermana no solo forma buenos hermanos, sino también mejores parejas. Si alguna vez te preguntaste si el entorno familiar influye en la forma en que los hombres aman, la respuesta está en la ciencia: sí, y las hermanas juegan un papel clave.
Así que, si tu chico creció entre muñecas, secretos y charlas de madrugada con su hermana, probablemente tenga todo para construir una relación sólida, sana y emocionalmente presente.