Aunque la sororidad ha sido más promovida que nunca en nuestra sociedad en los últimos años con el auge de varios movimientos, la rivalidad entre las mujeres sigue presente y fuerte hoy en día.
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Las fuentes de presión que las obligan a competir en todas las áreas de su vida son muchas y bastante enérgicas. Todo esto no solo termina sembrando la hostilidad en lugar de la hermandad.
También hace tambalear los ideales de apoyo y provoca que los prejuicios, celos y hasta agresiones indirectas entre ellas estén normalizadas. Pero, ¿por qué se da la competitividad entre las mujeres?
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¿Por qué se da la rivalidad entre mujeres?
De acuerdo a un artículo de Emily V. Gordon en The New York Times, hay dos teorías principales que explican científicamente por qué las mujeres compiten de manera indirectamente agresiva.
La primera es respaldada por la psicología evolutiva, una ciencia que emplea la selección natural para comprender nuestros comportamientos actuales en el mundo en el que vivimos hoy.
De acuerdo a esta hipótesis, las mujeres necesitan protegerse del daño físico, por lo que la agresión indirecta las ayuda a mantenerse seguras al mismo tiempo que disminuye el valor de otras.
Según el texto, las investigaciones han revelado que el género femenino está obligado a allanar el panorama por cualquier medio para cerciorarnos de que acceder al mejor material genético.
Sin embargo, como estas ya no son inquietudes reales en nuestro mundo moderno, la competitividad entre mujeres se ha vuelto algo “más privado y comprensible”, dice Gordon.
Según el psicólogo Noam Shpancer en un artículo para Psychology Today, la teoría evolutiva también explica que la competencia intrasexual se concentra en los atributos que el sexo opuesto considera atractivos.
Durante la década de los 80, el psicólogo evolutivo estadounidense David Buss encontró que la rivalidad adopta dos formas principales: la autopromoción y el menosprecio al contrincante.
La investigación probó que las mujeres suelen promover su juventud y atractivo físico, mientras intentan socavar a sus rivales menospreciando principalmente su edad, su apariencia y su carácter.
Al respecto, hay varios estudios que apoyan la predicción evolutiva y prueban que una mujer guapa recibirá más hostilidad y menos apoyo de otras porque amenaza su acceso al “premio evolutivo”.
Según la publicación, el enfoque evolutivo “se basa en el supuesto de que el sexo con una mujer (y por tanto el acceso a su útero) es un recurso biológicamente deseable y escaso para los hombres”.
La internalización del patriarcado
La segunda teoría sobre la rivalidad entre mujeres se sustenta en la psicología feminista. Según esta, la competencia no obedece a motivos biológicos, sino a la internalización del patriarcado.
Dicho argumento expone que la competitividad femenina se debe que, al nacer y crecer en una sociedad dominadas por hombres, las mujeres adoptan la perspectiva masculina como propia.
“A medida que las mujeres llegan a considerar que ser apreciadas por los hombres es su principal fuente de fuerza, valor, logros e identidad, se ven obligadas a luchar contra otras mujeres por el premio”, apuntó Shpancer.
Desde este enfoque, las mujeres compiten por lo que Karl Marx denominó la “falsa conciencia”, explicó el profesor de psicología. Es decir, piensan que la amenaza a su valor y éxito son otras mujeres y no el patriarcado.
En palabras de Gordon en su publicación para The New York Times, “cuando nuestro valor está ligado a las personas que pueden fecundarnos, nos volvemos unas contra otras”.
En conclusión, aunque la rivalidad femenina parece ser parte de nuestros genes y herencia de la cultura humana, produce un gran estrés e infelicidad en muchas mujeres, principalmente jóvenes.
Sin duda, no es un hábito que se pueda cambiar en un pestañeo, pero el primer paso para dejar una costumbre nociva es ser conscientes de la misma y reflexionar al respecto.