Durante años la sociedad ha educado a las mujeres para quedar bien con los demás, ser políticamente correctas, abnegadas y complacientes con el mundo, lo que deriva en el síndrome de la niña buena.
Este es un fenómeno psicológico real que se camufla detrás de mujeres que abandonaron algunos de sus sueños, que son dependientes, les cuesta poner límites, dar su opinión o tomar decisiones y son empáticas con todo el mundo, menos con ellas mismas.
En consecuencia, aparecen sentimientos como la frustración, decepción, baja autoconfianza, ansiedad, culpa e infelicidad en general, ya que nunca siguieron sus propios deseos por seguir los de los demás.
Es hora de romper esos patrones tóxicos de comportamiento y priorizar el amor propio, uno que nos recuerda que no somos egoístas ni rebeldes por ponernos a nosotras mismas en primer lugar.
En este mismo proceso, hay que trabajar en poner límites y aprender a decir ‘no’, sin importar la persona o la circunstancia, sin que los sentimientos de culpabilidad surjan y te aceptes tal como eres, sin que te importe la opinión del mundo.
Cuando se detecta el síndrome de la niña buena es fundamental asistir a terapia psicológica para identificar el origen de estas conductas y sanar esos episodios del pasado que hicieron que dejaran de atender sus necesidades para darle más peso a los de los otros.
No obstante, un profesional determinará mejor el caso y te ayudará a salir de esa etapa tan frustrante, porque la realidad es que agradar a todo el mundo es misión imposible.
