Psico

Cómo hablar con los niños sobre la muerte

Los niños son capaces de asimilar la muerte de una forma más serena que los adultos.

A veces sucede lo inesperado, les llega la muerte y los niños acostumbrados a estar con ese ser querido notan la falta (Cortesía)

Si para los adultos es sumamente difícil asumir la muerte de un ser querido o simplemente hablar de ellos con normalidad, es aún más complejo conversarlo con los niños.

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Pero nacer y morir forma parte de un ciclo vital y son asuntos que tarde o temprano se deben asumir y conversar con los pequeños de la casa.

Por ejemplo, en muchos de los casos los niños están con los abuelos. A veces sucede lo inesperado, les llega la muerte y los niños acostumbrados a estar con ese ser querido notan la falta y la tristeza que se genera alrededor.

En muchas ocasiones somos los propios adultos los que quieren desterrar el tema para proteger a los niños y pese a que es una actitud muy normalizada, es errónea porque los niños carecen de herramientas cognitivas para entender la muerte.

Somos los propios adultos los que quieren desterrar el tema para proteger a los niños (Cortesía)

Psicólogos aseguran que en la mayoría de los casos, los niños son capaces de asimilar la muerte de una forma más serena que los adultos.

Sin embargo, la psicóloga Patricia Sánchez Merino para Cuídate Plus, insiste que a los niños hay que hablarles y orientarlos sobre el tema.

Esto para que no “lleguen a manifestar emociones más difíciles de regular ante la falta de información, como son la incertidumbre, el desasosiego y, en algunos casos, pueden presentar duelos patológicos”.

¿Cómo abordarlo?

En entrevista para la revista Sapos y Princesas, el psicólogo infantil Guillermo Sánchez Gutiérrez, dice que lo mejor es afrontar el tema y siempre ir con la verdad por delante, porque “la muerte resulta ya de por sí consustancial al ser humano y evitar hablar de ella es evitar la realidad de nuestra naturaleza”.

Habla de cinco formas de abordar el tema con los pequeños:

Comunica la noticia lo antes posible y de forma clara

No debemos ni mentirles a los niños ni retrasar la noticia, porque repercute en la confianza que como hijos depositan en los padres, puesto que tarde o temprano lo sabrán.

Tampoco se deben utilizar eufemismos para explicar lo ocurrido, simplemente debemos contarles la verdad adaptada a su forma de entender las cosas.

Ten en cuenta su edad para abordar el tema

  • De 0 a 2 años: debemos mantener sus rutinas y horarios, de esta manera, le transmitiremos tranquilidad, seguridad y estabilidad en el ambiente.
  • De 2 a 6 años: hay que estar preparados para responder a sus dudas de la manera más clara posible, así los niños verán la muerte como un hecho natural e irreversible.
  • De 6 a 10 años: La capacidad de razonamiento a esta edad es mayor, muchos quieren participar en los rituales de despedida, siempre y cuando les hayamos explicado en qué consistirá con suficiente antelación. Si acuden al funeral, no hay que dejarles solos y hay que ir respondiendo a todo aquello que nos vayan preguntando.
  • De 10 a 13 años: En la edad preadolescente seremos un ejemplo para ellos a la hora de asumir una pérdida y seguir adelante. Para ello, debemos mostrarnos cercanos y dispuestos a escucharles.

Conoce las diferentes fases por las que pasarán

El proceso los puede llevar de la protesta, el miedo y la vuelta a la normalidad. Para ello hay que tener en cuenta que cada niño es distinto y que puede expresar sus sentimientos de diferente manera. Como padres, deben conocerles y transmitirles apoyo.

Siempre ir con la verdad por delante cuando se trata de la muerte (Cortesía)

Pon atención en sus reacciones

La muerte es una situación complicada que puede suponer un duelo para los niños, además supone un problema en su desarrollo normal. En este caso, lo ideal es acudir a un psicólogo para que tus hijos comprendan la situación y aprendan a expresar sus emociones.

Procura volver a la rutina

Ante todo, debemos seguir con la rutina de los niños e intentar volver a la normalidad lo antes posible. Aunque los primeros días debemos ser más comprensivos y flexibles.

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