Típico que llega enero y entramos en plan de pérdida de peso para quemar el exceso de calorías de la comida navideña, obligándonos a seguir dietas que suponen un gran sacrificio, y hasta riesgo para la salud, con extenuantes rutinas de ejercicios.
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Esto forma parte de la narrativa que nos ha vendido la cultura de la dieta desde hace décadas, satanizando la comida y tildando a los alimentos de “buenos” o “malos”, llevándonos incluso a sentirnos culpables por el placer de comer.

Con la finalidad de encajar en determinados patrones de belleza impuestos por la sociedad, porque hay que entrar en determinadas tallas, y escondidos detrás del argumento de “es por la salud”.
En realidad, es por la salud tanto física como mental que no deberíamos ‘compensar’ lo que comimos en diciembre. En términos de nutrición todo se basa en el equilibrio, por lo que con hacer ajustes más sanos a la alimentación y hacer actividad física regular es suficiente.

La salud mental importa más que lucir de determinada manera
Obligarnos a dejar de comer no solo pone en riesgo al organismo originando deterioros psicofísicos, sino que es una medida contraproducente.
Deriva en atracones de comida que generan culpa y aumentan las calorías que consumimos, que es precisamente lo que no queremos. De igual manera, el cuerpo a veces tiende a reaccionar almacenando los nutrientes y frena la pérdida de grasa.
Por otra parte, seguir dietas estrictas de un momento al otro no es sano por el cambio de alimentación tan abrupto al que sometes a tu cuerpo y tampoco son sostenibles en el tiempo, volviendo a viejos hábitos, originando el efecto rebote y engordando más.
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Asimismo, todas estas alternativas lo que hacen es generar mayor presión, una mala relación con la comida, trastornos alimenticios, ansiedad, dismorfia corporal, baja autoestima y malestar emocional.
No hay que culparnos por pasar un mes disfrutando de comer. Con volver a nuestra alimentación regular o hacer pequeñas modificaciones más sanas y hacer ejercicio de forma regular balancearemos el exceso de calorías y ganaremos calidad de vida.
Llevar tu cuerpo al límite porque deseas cumplir un objetivo estético no está bien. También es importante señalar que nuestro autoestima y felicidad también forma parte de ese ideal de ser saludables.