Fumar aumenta un 70% el riesgo de sufrir ansiedad y depresión.
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La ansiedad es uno de los principales causantes de que las personas recurran al cigarrillo y a fumar para, supuestamente, lograr una especie de tranquilidad en el organismo.

A lo largo de los años, diversos estudios han demostrado que la creencia popular de que fumar alivia el estrés, la ansiedad y que actúa como un relajante o tranquilizador compañero, es completamente falso.
Así lo reveló una investigación de la University College London (Reino Unido) y publicada por la revista de la British Heart Foundation.
Según el estudio sucede todo lo contrario, fumar aumenta un 70% el riesgo de sufrir ansiedad y depresión.
Los científicos contaron con la participación de 6.500 personas (tanto fumadores como no fumadores) de más de 40 años de edad.
“Hay una creencia por parte de las personas que fumar reduce la ansiedad y el estrés. Sin embargo, en lugar de ayudar a la gente a relajarse, fumar aumenta la ansiedad y la tensión. La sensación de reducción de estrés o de relajación es temporal y es pronto sustituida por el síndrome de abstinencia y los antojos”, destacó Mike Knapton, coautor del estudio.
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Alejarse de la práctica
Ahora, si sufres de ansiedad y caíste en el vicio de fumar, te presentamos algunas recomendaciones y consejos para que dejes esta práctica y que, a la larga, puede causar serios problemas de salud como el cáncer de pulmón.
Siempre estar activa
Para no pensar en fumar y si te sientes con ansiedad lo mejor es comenzar nuevas aficiones y moverse en ambientes libres como los centros comerciales, los restaurantes, los teatros, los cines o los museos.
Durante eventos sociales, es muy efectivo mantenerte ocupada, introducirse en los temas de conversación y evitar los alimentos azucarados.
Mantenerse hidratada

Las personas fumadoras con ansiedad deben comer cinco veces al día en pequeñas cantidades, además de hidratarse constantemente, para mantener constantes los niveles de azúcar en sangre y tener la energía suficiente para aguantar la tensión generada al dejar el cigarro.
Durante varios meses, es preferible no consumir alcohol, café o cualquier otra bebida que la persona asocie con el hábito de fumar.
Masticar ciertos alimentos
Como substituto de fumar, intente masticar pequeños trozos de zanahorias, encurtidos, manzanas, apio, goma de mascar sin azúcar o caramelos duros.
Es posible que al mantener la boca ocupada neutralice la necesidad psicológica de fumar constantemente.
Programa el día a día
La mañana puede marcar el ritmo para el resto del día de la persona con ansiedad y fumadora.
Lo mejor es planificar una rutina diferente al despertarse, y así desviar la atención de fumar.
Empiece cada día con una actividad planeada en la que se ocupe por una hora o más. Esto mantendrá tu mente y cuerpo ocupados para que no pienses en fumar.
Asimismo, empieza el día respirando profundamente y tomando uno o más vasos de agua.
Aprender a tranquilizarse

Puedes hacer ejercicios breves, de mediana intensidad, como relajar los músculos de forma alterna, hacer flexiones y sentadillas, subir las escaleras o tocarse los dedos de los pies ayudan a relajarse.
Los expertos también sugieren deportes como el yoga y la meditación para las personas ansiosas y fumadores.
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