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¿Cómo se vive el amor en plena era digital?

Carla Vasco editora de la revista Viajes Bodas y más, hace una interesante reflexión sobre el tema del amor en la era digital.

Por Carla Vasco

Hace días que llevo pensando, ¡debí escribir, o no!, tal vez ese “jajaja” que el fulanito respondió fue porque le hacía gracia mis comentarios, o sólo por mantenerme ahí, “el arroz a fuego bajito” como decía una buena amiga colombiana.

Para una mujer de empresa inmersa en el marketing y ventas de los viajes de romance, en un mundo cada vez más virtual, era imprescindible probar cómo funciona este mundo de aplicaciones digitales para encontrar el amor, y qué realmente esperamos las mujeres de él.

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Evitar el perfeccionismo en redes;

Entre que deslizas la foto para la derecha o izquierda, tratando de encontrar entre miles un perfil que parezca interesante, o al menos no sea un loco o delincuente, hemos encontrado uno que otro perfil que llama la atención. Ojo, que aquí hay un potencial negocio: “Creamos tu imagen digital para el amor”, a propósito de las startups. Aunque te pasa por la mente el asesino de de la serie «YOU». Una de las series más vistas en Netflix.

Para ser sincera, el 95% de las fotografías no dicen mucho, quizás no le hacen justicia al que estás deslizando para la izquierda, y mientras se llenan las estrellas de «me gustas» que has conseguido en la aplicación, sin tener idea si le pueda faltar un tornillo a alguien, hasta suena tenebroso pensar a quién le estás gustando o qué estás atrayendo.

 

En medio de esto, hay historias de amigas que han llegado a tener una cita en persona gracias a estas aplicaciones, pero que al final el involucrado no resultó ser el de la foto. Por si fuera poco, ya habían propuesto matrimonio, y pensado en el nombre de sus futuros hijos. Al llegar al esperado encuentro, sólo quedó un gran vacío y desconcierto, la excusa: “Quería que te enamores de mi alma”, vaya frase, ¡plop!

Vivimos conectados las 24 horas a un mundo virtual, pero desconectados de las relaciones humanas. Ya sea que busquemos amor, un compañero de viaje, una salida casual o un marido, lo que realmente esperamos es una persona que nos entienda y nos acepte tal y como somos.

Abrirse al amor no es tan fácil. En mi experiencia con las relaciones puedo decir que prefiero por sobre todas las cosas esa primera mirada que te deja sin aliento. Ésa que sientes recorrer por todo el cuerpo como electricidad y que se vuelve una experiencia real cuando la persona está frente a ti, con la seguridad de que por lo menos físicamente te gusta. Porque todo empieza por ahí, la química es lo que hace que una relación pueda avanzar.

Volviendo un poco a la realidad, y el confinamiento a raíz del COVID-19, se ha creado un nuevo lenguaje de amor en estas aplicaciones digitales que prometen encontrar pareja. Que si le debes escribir poco o mucho, o si debes darle su espacio digital para mantenerlo interesado.

 

 

El amor puede ir mas allá de lo físico;

Y entre que te parece atractivo y tratas de arrancarle una conversación que valga la pena, siento que resulta frustrante cuando después de meses de hablar y hasta de hacer malabares para enviar las fotos sexis que te piden por chat, de pronto sólo te dejan en «visto» y no vuelven a contestar jamás. Sin explicación, sin un “No eres tú, soy yo” como es lo más común, pero el silencio se encarga de llevar el mensaje: «ya estoy saliendo con otra”.

Es ahí donde me puse a pensar en lo difícil que resulta hoy en día conectar con alguien en serio, porque la foto increíble que deslizas hacia la derecha, no viene acompañada de un buen café y una larga conversación para ver si hay o no una relación que hilar.

En la actualidad, aunque estemos en un lugar público, la mascarilla no deja ver al prospecto en cuestión, será de enamorar por los ojos y que la mirada lo diga todo; ¡vaya futuro para los que pensaban ligar algo en estos días! Tal vez es una gran oportunidad para nuevos emprendimientos digitales que acerquen de una manera más efectiva y segura a las personas y logre concretar en persona, frente a frente, con pasión, con un encontrón de besos aunque sea por una sola vez, antes que pasar meses de incertidumbre sin saber si es o no el de la foto cuando llegue la primera cita.

Todos buscamos lo mismo–un amor real, no virtual…

 

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